En el reflejo del océano. 1#

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Nadie cree en las amistades eternas, tienen sus razones, los humanos somos traicioneros, desleales, mentirosos y de malos sentimientos, pero si hay algo que define a la humanidad, es su capacidad para  elegir su destino, si hay excepciones.

Hace muchos, pero muchos años cuando el mundo aún creía en fantasías, existía la leyenda del profundo cielo, para los amantes del cielo y del océano, se decía que en medio del mar los corazones curiosos encontrarían la entrada a ambos sitios. No había un mapa ni un camino señalado; esta entrada se revelaba por sí sola ante estos corazones dignos. Antón, un curioso por el universo, galaxias y espacios, un lugar tan grande que nunca te podrías cansar de sus secretos; y su amigo Filip, un amante lujurioso del océano y sus secretos, ambos tenía un sueño diferente, pero tenían el mismo objetivo y  su amistad los unía desde hace largos años.
No se habían embarcado en esta aventura recientemente, sino que llevaban tiempo viajando por océano de isla en isla, de pueblo a continente; habiendo recorrido ya gran parte del mundo, tan solo esperaban pacientemente a que se develara la puerta. Los sueños hacia el túnel de luz se hacían más recurrentes y la emoción hecha felicidad los hacía ansiosos por el momento.

Cierto día se detienen en una pequeña isla, aprovechan la ocasión para abastecerse, cuando llegan a la playa lo primero que encuentran es a una señora, anciana, parece estar enferma y  lo único que hace es murmurar mientras dibuja garabatos en la arena, los mira y ambos se asustan un poco, la apariencia de la señora es algo atemorizante a pesar de que parece estar chiflada y que no les presta atención; señala a ambos con su dedo -se les acaba el tiempo niños, su mayor deseo puede ser su maldición y una vida sin amor - ambos se sorprenden al escucharla -¿A qué se refiere?- le pregunta Antón, -El conocimiento puede ser avaricia y la curiosidad muerte, entre ambos se esconde lo mismo, frío y silencio.- ríe descaradamente de forma macabra, -¿De qué diablos habla?- pregunta Filip, pero ella solo los ignora garabateando en la arena una vez más.

-Está loca.- dice Antón en cuanto se marchan caminando, pero...

Aún así, sus palabras son algo desconcertantes para su estado mental, piensan mientras caminan por el pequeño pueblo, recargan sus provisiones ese mismo día, pero parece haber tormenta, así que deciden pasar la noche en una pequeña posada. Entre música, alcohol y juegos, esa noche Filip conoce a alguien especial, se trata de una hermosa joven llamada Anna, piel blanca, labios rojos, ojos verdes y un cabello castaño ondulado que agrada a la vista de cualquiera con valentía; una animada charla nocturna con la excusa de un baile se volvió una ocasión de esas que siempre nos gustaría repetir.

La tormenta no se iba y Anton todavía quería continuar su viaje, no era la primera vez que cruzaban el océano rabioso, habló con Philip quien insistió en quedarse hasta que cesara la tormenta -¿Es por la chica? - Anton le pregunta a la defensa, Filip lo niega, pero sus razones son obvias - No puedo creer que tires todo a la basura por una chica. - el comentario es molesto -no te digo que abandonaremos nuestro sueño, solo te digo que esperes unos días más ¿Cuál es tu egoísmo? -justifica, pero Anton sabe que no es así - solo te protejo de no abandonar tus ideales por algo que no sabes si durará. — réplica — ¿En serio? Ni siquiera sabemos si realmente encontraremos la entrada y me dices que correr a una oportunidad con una chica no es seguro - cruza los brazos - A veces el océano es más seguro que una mujer.— le dice — En realidad nada que no sepas en esta vida es seguro Anton y yo no puedo creer que tú, mi amigo seas tan egoísta al decirme eso solo para que no te quedes solo— le da la espalda — ¡Te dije Filip que no es ser egoísta!... solo... Olvídalo, haz lo que quieras, simplemente vete. -

EOZ and Lazus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora