Deseo de libertad parte #4

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La necesidad de ser algo que nadie te pidió que fueras es lo que te hace libre, es así porque decides ser lo que quieras sin que nadie te obligue o empuje a ser, es parte de tu libre albedrío ser y hacerlo, me pregunte si alguien de los que estaba ahí de verdad quería estarlo, si de verdad había alguien que quisiera enfrentar este situación, pero de nuevo venía esa respuesta a mi cabeza, nadie quiere hacerlo, simplemente hay que hacerlo.

Nos encontrábamos en los alrededores del edificio abandonado todo el equipo se encontraba listo, una nube de tormenta cubría la torre como si todo lo malo se acomulara en un solo sitio, había tres equipos preparados y dividos en conjunto con las cedes aledañas, el primero protegería el alrededor del edificio cuidando que nada que no estuviera autorizado saliera de la zona, el segundo se mantendría en los tres primeros niveles tratando de mantener bloqueado el lugar desde dentro, luego entraría mi equipo, que se encargaría de buscar la entrada de oscuridad en el edificio y cerrarla.

Pero nada es tan fácil, mi equipo sería liderado por el camandante principal de la cede, le dicen el "heraldo" su expresión es sería y firme, nos mira a todos a los ojos y nos dice que estemos preparados para lo peor, pero que no perdamos la fe, y abramos nuestros corazones hacia la luz, en otras culturas la luz también es el último lugar que vaz a visitar, pienso cuando nos dan la orden de avanzar.

Un equipo de la "J" logor abrir una puerta para que entramos por la parte trasera del edificio pero primero tendríamos que pasar por la parte más oscura, el sótano, todo se escucha silencioso, nuestras linternas no iluminan lo suficiente así que tratamos de mantenerlas todas en una solo dirección para ver al menos donde vamos.

Un silencio profundo nos invade, solo se escuchan nuestros paso y las respiraciones descontroladas de algunos compañeros, hay charcos de agua por todos lados, puedo sentirlo en mis botas.

De un momento a otro los sonidos de las pisadas desaparecen, al igual que las respiraciones agitadas, miro hacia el frente y noto que ya no hay nadie a mi alrededor, –¡COMANDANTE!– grito tratando de mirar a los lados pero nadie responde, comienzo a recitar y logro ver una luz emerger a los lejos, corro hacia ella pero de la nada comienza a cerrarce mientras múltiples manos me sujetan tratando de detenerme, casi llego pero la puerta se está cerrando, –¡mierda no!– grito apenas logrado poner la yema de mis dedos al borde.

Un grito me hace volver en sí, uno de mis compañeros me sostiene en el suelo, logramos salir del sótano pero somos menos, –¿que sucedió?– pregunto tratando de ponerme en pie.
–varios de nuestros compañeros fueron atacados mentalmente en la oscuridad, el capitán ordenó que cada quien tomara uno y avanzará con el resitando el versículo 2, logramos salir pero la oscuridad se intensificó devorando las luces de las linternas, muchos no lograron salir.– mire la puerta que daba al sótano y efectivamente estaba cellada. Ponemos algunas torres de luz fluorescentes cerca de las ventanas para marcar en qué nivel estamos y que el equipo del exterior sepa que logramos salir del sótano.

Entramos 60 hombre y perdimos diez tan solo en un cuarto oscuro, tumbamos una puerta con un par de sopletes y subimos rápidamente al siguiente piso, este piso era lo contrario al piso anterior, tenía luz,  estaba lleno de cubículos de oficina vacíos, como si gente trabajará ahí a diario.

El comandante dió orden de poner las torre en las ventanas, varios se preguntaron el porque si en ese piso había luz, pero obvio nada de lo que ahí ocurría era real –La vida posó sus manos sobre la tierra regando el color que nació de la luz, el color cobro forma, cobro aliento, abrió los ojos y de la luz fue miembro.– el comandante recitaba en segundo versículo y nosotros los seguíamos a ojos ciegos.

Los versículos es otra forma de decirle a los sellos con los que se puede liberar un alma, pero solo los miembros más altos pueden recitar los otros dos por su fuerza espiritual.

El pasillo hacia las escaleras se sentía infinito con los ojos cerrados, entre el silencio de mis compañeros deje escuchar el segundo versículo, comencé a escuchar otras voces y entre uno de los pasillos logré ver a mi padre, no esperen mucho de mi, seguí caminando.
–¡Ignoren los susurros sigan adelante!– gritaba el comandante cuando por fin pude abrir los ojos mire hacia atrás donde apenas se alcanzaba a ver las torres de luz fluorescentes.

Treinta y cinco hombres llegamos al piso tres, y ahí se quedó la mitad para fijar el equipo de sellado interno, lo que nos esperaba en el siguiente piso podría ser traumático para cualquiera, los cuerpos fríos del equipo de exorcismo y el cuerpo de Alonso el cual se había quedado por hacerme un favor.

Me detengo un momento y le pido disculpas cuando una voz me dice que no tengo porque hacerlo, dió una vuelta para dame cuenta de que el espíritu de Alonso sigue atrapado en la torre, resito frente a la ventana para el y veo como su alma se despide hacia la luz final.
Llegamos al último piso, no parecía haber nada fuera de lo común cuando entre los reflejos de los rayos que caen afuera se ven sombras en las paredes, parecen estar sometidas ahí ya que todas parecen no poder mirar a otro lado, como si estuvieran castigadas.

–¡SALGAN DE MI CASA!– se escucha una voz detras de nosotros el fantasma de aquel anciano despierta las sombras las cuales desaparecen en el reflejo de las nuestras.
De pornto como si de una bomba se tratase nuestros oídos se ensordecen, veo a mis compañeros caer al suelo, mientras yo intento mantenerme despierto, pero no funciona. Abro mis ojos en un paisaje diferente, no es igual a nada que pudiera haber visto antes a lo largo de mi vida, hay tantos colores que podría decir que es el cielo, si, el cielo definitivamente eso era, los estaba sobre volando, tenía alas de color negro y podía ver mi sombra reflejada por el sol, pero ese no era mi sueño, me digo a mi mismo cuando despierto, amarrado  en una silla, en un cuarto blanco, y hombre sin rostro completamente vestido de negro me pregunta –¿Ese no es tu sueño?– me niego a responderle – sabes eres el número 60 del día, solo es una pregunta– lo miro con molestia y le digo –eso no es de tu  incumbencia.–

–Claro que si, por algo estás aquí. –

–estoy aquí porque es mi deber eso es todo.–

–No, estás aquí porque asi lo quiso la gente, empezando por tu padre que te dejo su legado antes de morir.–

–Tu no sabes nada de mi padre, no deberías siquiera nombrarlo.–

–No te hagas el duro conmigo, se lo que guardas en la profundidad de tu corazón, ese rencor y resentimiento hasta los animales podrían olerlo con un poco de esfuerzo.–

–Bien entonces ¿que carajo quieres de mi? si ya sabes no deberías estar perdiendo el tiempo conmigo.–

–Yo no vine a preguntarte sobre tu pasado, la pregunta que necesito que respondas ya la hice, tu responde.–

–Ser libre es el sueño de cualquiera, que pregunta más estúpida.–

–Solo de aquellos que se sienten aprisionados en las cadenas que ellos mismos se colocaron.–

–mis cadenas fueron impuestas, yo no las elegí.–

–Bien, si yo te dijera que puedes ser libre en este momento, que puedes irte, y solo tienes que recitar el tercer versículo para hacerlo ¿que harás?–

–Te diría que dejes de decir estupideces, no tengo la fuerza espiritual para recitar ese versículo, solo serían palabras vacías en mi cabeza.–

–Los versiculos se basan en la fe que tienes en ellos al recitar, no es tu fuerza espiritual, ¿no te das cuenta? Ustedes están aquí solo para demostrar quién es el más puro de corazón, para ser el sacrificio que le dé un nuevo mañana a la humanidad.–

–No intentes lavarme el cerebro con tus mentiras, no funcionará.–

–Bien, entonces intentemos esto, tu recita el versículo tres, y cuando despiertes veraz que tú comandante es el único que está en pie, esperando a que alguno de ustedes despierte, con la excusa de que necesita apoyo.–

La luz ficticia comienza a desaparecer y quedó en medio de la oscuridad.

EOZ and Lazus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora