Capítulo I primera parte: Deus vs. Anjos

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Los valientes guerreros han regresado tras seis meses de campaña a lo largo de las fronteras con el reino enemigo. En el castillo del rey Mime situado al centro de la población delimitada por un tupido bosque, Tristán, comandante del ejército es recibido junto a sus hombres como héroes victoriosos.

Entre ellos se encuentra Ceto, protegido de Tristán. No está muy complacido con el resultado obtenido, avergonzándose con el entusiasmo de los aldeanos, quienes desde las ventanas de los áticos y las orillas de las amplias y pedregosas calles, salpican la ciudad de colores. Tristán lo anima, fueron muchas cabezas las que cortaron y mucho alimento para las bestias de rapiña, el rey estará complacido.

Después del efusivo recibimiento el optimismo de Tristán comienza a opacarse en la reunión con el rey Mime. Dentro de la sala de guerra la luz del medio día entra sin pausa por el enorme balcón que ofrece una vista completa del bosque que rodea la ciudad.

­— bueno, sí, fueron dos derrotas, pero no fueron muy importantes, en todo caso ellos tuvieron más bajas que nosotros—exclama Tristán frente a su señor en tono defensivo.

— ¿cómo quedaron los campos? — Cuestiona Mime sin prestar atención a las disculpas de su comandante,

—tal como su majestad lo pidió; tan llenos de sangre que incluso los buitres lo pensarían dos veces antes de descender a probar las vísceras.

— ciertamente esperaba un mejor resultado, pero con esto el rey Seth lo pensara mejor antes de invadir mis fronteras. Ese chico... Duncan, ¿cómo manejó la derrota?

— ¿aún lo considera como estratega real?

—contesta mi pregunta.

— aún le falta manejar su enojo, pero con un par de jarras de vino se tranquilizó.

— ¿cómo crees que reaccione Seth con esto?

— eguramente ya este reorganizando a sus hombres. Tardará mucho en recuperarse. El príncipe se mordía las tripas cuando ordenó retirada.

— el que tú la tuvieras que ordenar no me tiene satisfecho

— mi señor, sólo actué prudentemente.

— retírate, por el momento te necesito descansado, mañana con el primer rayo de sol ordenarás a tus hombres y mandarás patrullas que refuercen las nuevas fronteras.

— sí mi señor— golpea su pecho con la diestra y se retira.

— pobre rey Seth, pronto todos tus esfuerzos serán en vano, la caída del reino de Anjos está más cerca de lo que te imaginas.

En la ciudad la mayoría de los soldados beben y cantan por su regreso a casa. Pero para Ceto el haberse tenido que retirar del campo de batalla en dos ocasiones le impide sentirse con ánimos de celebrar. Se retira a dormir esperando la orden para el día siguiente. En las barracas Tristán conversa con él y trata de tranquilizarlo. No debe tomar esas cosas tan a pecho, la verdadera batalla se aproxima, así que no debe distraerse. El retirarse no es perder, además, quien golpea y corre puede golpear dos veces, el punto es mantenerse en movimiento. La conversación le comienza a aburrir a Tristán y se retira a descansar. Por la mañana ambos deben estar con el hechicero Mantra y si las cosas salen como deben, en una semana podrá contar sus hazañas a Tania, pero debe concentrarse porque protegido o no, las fallas no se toleraran.

Ceto decide dormir. Quizás Tristán tenga razón. Muy pocos de sus hombres murieron y la superioridad del ejército de Deus fue demostrada. Para los demás, incluso Duncan, el regreso a casa representa victoria.

Valle de Sombras: capítulo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora