De puntillas

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Miel desvivía por atención,
quizás su madre no lo amó,
o su vil padre le abandonó,
alguien vino, se aprovechó.

¡Tic, tac, tic, tac! Va a llegar,
gafas puestas y la chaqueta,
¡Toc, toc! ¡Toc, toc! Ya llegó,
sonrisa y el collar de perlas.

La rutina siempre fue igual,
él rogaba por su encuentro,
de puntillas en aquel vitral,
pues su amor era el centro.

Su compañero le dio gotas,
creyendo aquietar esa sed,
pero ahora ellas le rebotan,
no fue suficiente para Miel.

El telón azul se desplomó,
porque amó, y no se amó,
entonces fue capaz de ver,
a sí mismo debió proteger.

Pintor de siluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora