Hyacinthus

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Música, acuarelas y galletas,
esa fue la cita más perfecta,
aunque, lamentablemente,
la que también dejó grietas.

Aquel lugar quedó grabado,
juego de ajedrez finalizado,
parque, césped y el gazebo,
los rodeaba el desapruebo.

Frisbi volaba y giraba veloz,
como el romance veraniego,
clandestino, nocivo e ilícito,
se tambaleaba, desplomaba.

Cómics de cuando era niño,
los escribía con tanto amor,
exhibirlo fue acto de cariño,
leía en su regazo, acogedor.

Aquella ocasión se congeló,
estatuilla rota en el tiempo,
el por siempre se extinguió,
en Hyacinthus permaneció.

Pintor de siluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora