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Me encontraba en una discoteca con mis amigas luego de una discusión muy fuerte con mis padres

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Me encontraba en una discoteca con mis amigas luego de una discusión muy fuerte con mis padres. Al parecer, todavía no han aceptado el hecho de que tengo veinte años y aún pretenden controlar por completo mi vida.

Es por eso que la idea de irme de casa se me hacía cada vez más tentadora.

Y esa es la razón por la que me encontraba allí, tomando trago detrás de otro como si fuera agua bendita. Tratando de manera absurda escapar de mis problemas.

Todo a mi alrededor parecía perder sentido, y no me refiero a la tambaleante perspectiva del lugar, sino a mi vida. Mis amigas comenzaban a hacer de las suyas con cada vez menos tiempo para las salidas, mis estudios en los que cada vez tengo peores notas y el hecho de que hasta hoy en día debo pedir permiso para salir a esta clase de ambientes. Mi vida social se me iba de las manos, por suerte, hoy, ellas tenían una noche libre para compartir conmigo. Pero tal parece que la que tendría que estar en la pista, disfrutando, tendría que ser yo; cosa que no estaría pasando.

A todo esto me encontraba en la barra esperando a que me traigan mi bebida, hasta que a mi lado apareció una figura, una alta y bastante apuesta. Y al parecer no fui la única que sintió algún tipo de atracción ya que él también había perdido su mirada en mí.

Podía visualizar a un completo adonis, con su cabello castaño y ordenado, debido a la poca iluminación no podía descifrar del todo el color de sus ojos, pero sí que podía observar su definida mandíbula, su camisa con los primeros botones abiertos, dejando a la vista su torso...

No quise seguir yendo hacia abajo porque sino parecería una pervertida.

Él no parecía tener problema alguno en detallarme por completo.

Lo que nos interrumpió de nuestros análisis fue el barman, quien trajo dos botellas: una de alcohol y otra de jugo. Rápidamente le hice seña de que me deje a mí misma servir las proporciones.

Esta acción sorprendió al bombón a mi izquierda. La verdad que no disimulaba para nada su intensa mirada en mi copa haciendo contacto con mis labios, trasladando el líquido a mi garganta.

-¿Puedo probar? -preguntó señalando con la cabeza mi vaso.

-¿Cómo...?

-Quiero saber cómo te quedó el sabor -agregó con una muy atractiva media sonrisa-, porque aquí te lo preparan del asco.

Su comentario me causó risa y más cuando me di cuenta de lo mal que lo miraba el tipo de los tragos.

-Tienes razón -le entregué lo que me pidió.

Se tomó su tiempo degustando mi bebida, incluso había entrecerrado sus ojos, un gesto que me pareció sumamente sexy.

Six Merry Murderesses (MLB OneShots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora