Algunas reglas son más difíciles de seguir que otras y algunas surgen con más frecuencia, la regla cuatro es una de las más raras y le agradezco a dios por eso.
Si las luces se apagan durante la limpieza de una sala, toma asiento, se reproducirá una película. Tienes que mirarla hasta el final, no apartes los ojos de la pantalla, no importa lo que veas o lo que escuches.
Esta es la pauta que más ansiedad me dio cuando la leí, luego del enfrentamiento con las reglas uno y dos, sabia cuan serio era seguir con nuestros mandamientos o no hacerlos. Mi experiencia con la regla cuatro, sucedió cuando estaba limpiando la sala uno luego de una película, sin ninguna advertencia, ocurrió lo que había estado temiendo por meses; las luces se apagaron, no hubo un clic de un interruptor o una palanca general bajando, ni siquiera un chasquido de un foco apagándose o quemándose. En un segundo, me encontraba en una habitación completamente iluminada y al siguiente, estaba parado en la completa oscuridad. Me quedé helado, completamente paralizado, a pesar de estarme preparando mentalmente durante semanas no pude evitar congelarme. "siéntate... siéntate rápido, maldita sea" finalmente mi cuerpo recuperó el control sobre mis piernas y salté hacia donde esperaba se encontraba la fila con los asientos y me estrellé contra uno, justo a tiempo. La pantalla se iluminó llenándose de estática como un televisor viejo antes de convertirse en la imagen de un sótano húmedo y viejo, la calidad de imagen era antigua, como en la cinta súper 8mm de los años 90, en ella se podía ver una silla en el centro de la habitación, un hombre joven como de mi edad se encontraba maniatado completamente, luchaba contra sus ataduras y pude ver que estaba herido, finas líneas de sangre cruzaban por sus ojos y mejillas, cortesía de una lesión en la frente como un llanto sanguinolento y sus brazos se mostraban con gruesos cortes frescos por las cuerdas, algo terriblemente familiar había en el prisionero, su rostro no, nunca lo había visto en mi vida pero su ropa...Entonces escuche un ruido detrás de mí, el crujido de una butaca inmediatamente detrás de la mía, a pesar del sobresalto seguí congelado, mi espalda se puso tan recta como fuera humanamente posible. Alguien, algo acababa de sentarse detrás de mí, me tomó todo mi autocontrol el no voltearme o no levantarme de mi asiento y correr hacia la salida con todas mis fuerzas, no hubo otra opción, fijé mis ojos en la pantalla rezando por que esto acabara pronto.
El muchacho en la pantalla dejó de luchar, espantado miraba algo detrás de la cámara, tardé unos segundos en darme cuenta de que estaba observando al camarógrafo, me sobresalte como nunca antes y casi salto de mi asiento cuando una voz susurró detrás de mi cabeza "que buen actor, ¿no crees?" la voz era calmada y baja, un susurro prácticamente inaudible, casi humano, pero supe de inmediato que era lo contrario, no puedo explicar con precisión cómo, algo en la cadencia de sus palabras y la nula respiración entre sus frases, era como si su garganta no estuviera hecha para el lenguaje humano y simplemente hizo lo mejor que pudo para imitar lo que llegaba a mis oídos y peor aún, ahora me daba cuenta de que la voz venia de algún lugar ligeramente por encima de mí, no directamente de detrás de mi cabeza, lo que sea que se encontraba en los asientos, debía ser absolutamente enorme al estar de pie. "Debería de responder o simplemente debería de seguir mirando?" me pregunté, en las reglas no advertían nada sobre ese detalle, decidí entonces permanecer en silencio, agarrando los apoya brazos de la butaca con fuerza, clavando los dedos hasta casi romper el material y asi evitar temblar, los ojos siempre fijos en la pantalla. Se podía ver el foco de la cámara moverse, denotando que quien la portaba, se acercaba a su prisionero. El hombre de la silla trataba de alejarse, de retroceder de alguna forma pero las ataduras se mostraban apretadas, lo suficiente para evitar cualquier movimiento y a medida que la cámara enfocaba más de cerca, entendí qué era lo que parecía tan terriblemente familiar en él. Su ropa, un uniforme de cine, el uniforme de MI cine.
"¿Dónde crees que consigan esos disfraces?" susurró la cosa sentada detrás de mí, una sádica ironía goteaba en cada palabra, estaba jugando conmigo. No respondí, la película duró aproximadamente media hora, no les diré qué fue lo que vi, no, no quiero...no quiero pensar en ello más de lo necesario. No estoy seguro de que aquí se permita grabar contenido y subirlo a redes, ni siquiera como una descripción más de mi vivencia, basta con decir que no le desearía esa suerte ni a mi peor enemigo.
En un momento dado, no aguanté más y regurgité sobre mi mismo y en el suelo, mientras convulsionaba con cada arcada, casi aparto los ojos de la pantalla y en ese preciso instante llegó a mí, el aliento caliente y pestilente de la cosa a mi espalda, sentí sus enfermizas ansias esperando que apartara la mirada de la pantalla, una lujuria desbocada en el deseo de que me rindiera, levanté la mirada fijando los ojos en la espantosa escena que se desarrollaba en la pantalla, la cosa detrás de mi habló una última vez antes de que las luces se encendieran tan abruptamente como se habían apagado, se escuchaba frustrado, enfadado incluso. Sentí como si en el fondo, se estuviera burlando de mí. "Ya conoces el dicho, Jimin... Las reglas están hechas para romperse o al menos ese tipo así lo creyó" ojalá pudiera terminar la historia allí, pero desafortunadamente hay un poco más, porque el tipo de la película había sido un trabajador de aquí, porque había muerto por romper una regla, porque Yoongi no nos había contado todo y en lugar de eso tuvimos un estúpido y acelerado cursito básico de cómo se manejaban las cosas en el cine. Alguien sufrió un destino peor que la muerte debido a su secretismo y le exigiría que se explicara, todavía cubierto en mi propio vómito y con un sudor frio por todo mi cuerpo, pasé por el vestíbulo ignorando las miradas de sorpresa y disgusto de los clientes. De un portazo entré a la oficina, Yoongi me miró con calma.
"¿Regla cuatro o regla once?"
"Regla cuatro"
"bueno."
"¿Bueno? Tú conocías el riesgo, sabias lo que podía pasar pero no le advertiste a nadie. E-ese tipo al que vi, las cosas que sufrió, pudiste haberlo evitado" Yoongi suspiró con cansancio.
"Es mejor asi, Jimin."
"¿Qué? ¿¡Cómo puedes...!?"
"Dejame explicarte algo" me calló Yoongi, levantándose de su asiento hasta estar cara a cara conmigo, un tono gélido y amenazante en la voz, y un destello de ira reprimida en su mirada, me hizo callar. "Algunas cosas pueden evitarse si las conoces y entiendes. la sala tres es así, una vez que sabes lo que quiere y cómo tratará de conseguirlo es más fácil no caer en su trampa, pero otras, jimin, otras se fortalecen cuanto más sabes sobre ellas, el conocimiento que tienes ahora es suficiente para no romper la regla cuatro, solo continua mirando Pero si sabes más al respecto, aquella... cosa, será más directa en sus intentos y ataques para hacer que mires hacia otro lado"
"pero...y el ultimo chico, aquel que miré en la pantalla.."
"Él sabia demasiado, incluso más que tú ahora. Un error que nunca repetiré y una terrible lección que jamás olvidaré. Hay un umbral, Jimin, que no puedo permitir que nadie cruce, si tu también llegaras a saberlo, no existiría fuerza de voluntad en esta tierra que te permitiese mantener tus ojos fijos en la pantalla"