La caminata a casa que hice el día de ayer fue la más difícil de mi vida, la ansiedad y el miedo se mezclaban dentro de mi de igual manera, las recomendaciones de Yoongi resultaron difíciles de obedecer. No pegué un ojo en toda la noche, temiendo lo que vendría por la mañana. Cuando llegué al cine lo encontré vacío, con un cartel que decía 'cerrado temporalmente por dificultades técnicas'. Yoongi ya estaba ahí, sentado en su oficina, con las luces apagadas, mirando la pared en silencio. Me detuve en el marco de la puerta, no queriendo interrumpir sus acciones, hasta que finalmente él me miró.
"Jimin" dijo con voz apagada, hueca. "Lo siento, mi mente estaba en otra parte" se levantó y acercó hacia mí.
"Dijiste que íbamos a romper las reglas hoy..."
"Si, la número diez y once"
Regla no. 10
Si encuentras un libro encuadernado en cuero negro lustroso en alguna parte de las instalaciones, no lo abras.
La número diez o el libro negro, como nos gusta llamarlo, lo veía prácticamente en todos los turnos, tenía que superar la incipiente necesidad de abrirlo y darle una hojeada, fue una de las primeras cosas que aprendí en este trabajo. Ninguno de los empleados sabia el contenido de sus antiguas y amarillentas páginas, se mueve y cambia de lugar constantemente; lo verías en la esquina del depósito apoyado de una manera atractiva, como en un pedestal o en el centro de una habitación. Caminabas hacia una de las salas o a la oficina solo para verlo en el suelo del vestíbulo y luego, en la oficina misma, recostado en el escritorio de Yoongi como si siempre hubiera estado ahí, nunca lo vimos siquiera a él hojeando las páginas pero parecía que estaba a punto de presenciarlo. Nos tomó un tiempo inusualmente largo encontrar el libro, primero revisamos la oficina, el vestíbulo y cada una de las salas, luego regresamos derrotados para encontrarlo sobre uno de los archivadores de Yoongi, éste resopló burlonamente y fue a tomarlo, sus paginas de aspecto antiguo, desteñidas y amarillentas por el tiempo crujieron cuando las abrió con suma cautela, desde donde estaba parado no llegaba a leer nada, asi que me moví para ver si distinguia algo por encima de su hombro, Yoongi lo cerró de golpe.
"Todavia no, Jimin... Pronto" Mi temperamento estalló después de años de reprimirlo
"Yoongi, no sé qué diablos está pasando. No sé qué vamos a hacer hoy o ni siquiera sé por qué estamos rompiendo dos de las reglas, no espero que me digas todo pero tienes que decirme aunque sea algo" la ira retrocedió tan rápido como había aparecido, me di cuenta de que, después de todo, tenia enfrente de mí a mi jefe. Yoongi sonrió con ironia, su ya tan conocida sonrisa. Hubo unos segundos en silencio.
"Tienes razón, Jimin. Te mereces saber algo, lo siento, después de quince años en esto comienzas a acostumbrarte a... no decirle a nadie más de lo que necesita saber... Hace trece años cometí un error, Jimin, la sala tres me engañó usando mi afecto por alguien, caí en la trampa, abrí la sala y casi libero el desastre sobre todos nosotros. Es irónico, solo el sacrificio de la persona que pensé que estaba salvando logró retrasar la inminente tragedia"
"¿Retrasar?"
"Si, Jimin... Ese dia pedimos tiempo prestado y ayer, ese tiempo se acabó, a menos que actuemos lo más pronto posible, la sala tres ni siquiera necesitará que alguien abra la puerta, aquello escapará por si solo y no puedo permitir eso."
"Y el libro... ¿qué es?"
"supongo que podemos llamarlo una suerte de manual, las reglas del cine se encuentran todas aquí" Volvió a mirar las páginas, me di cuenta de que la charla informativa había terminado. Podria haberme dado por satisfecho incluso con la poca información que recibí; Yoongi pasó algunas páginas más, escaneando rápidamente su contenido antes de señalar una parte de una sección y sonreir para si mismo.