Si alguien sale de la sala tres durante una proyección, cumple con lo que pide. Informa de inmediato y con urgencia al gerente.
Honestamente esta historia no es como las otras que he contado, esta vez será diferente y para nada me gusta, pues no estoy seguro de hacia dónde me llevará a mi o a este cine, porque esta historia pasó ayer.
Aunque Yoongi se había encariñado conmigo durante estos años, incluso podría decir que confía en mí, no ha mencionado nada de la sala tres, para ser justos también he tenido miedo de preguntar. Entonces, la regla nueve siempre ha constituido una fuente de misterio, ninguno de los demás acomodadores y empleados pudieron recordar una sola vez en que tuvieron que seguirla, por extraño que parezca, nadie había salido de la sala tres durante una proyección, al menos en los años que he estado trabajando aquí. Nadie podía recordar tampoco a Yoongi explicando algo sobre dicho mandato o agregando una palabra nueva. La número nueve, era un misterio tan grande como la sala a la que se refería.
El día de ayer, la puerta se abrió y nada pudo haberme preparado para ello, me quedé completamente paralizado cuando un hombre elegantemente vestido salió de ahí, ninguna experiencia pasada en este lugar me permitió tomar la situación con calma. Se dirigió hacia mi y caminó tranquilamente, mientras yo yacía mirando con asombro y miedo.
"Buenas noches, señor" dijo, su voz era plana y sin emociones, como una pizarra en blanco, pero a diferencia de la numero cuatro, inconfundiblemente humano.
"Buenas... eh...umm buenas noches" balbuceé luego de unos instantes. El hombre sonrió levemente divertido
"Deseo hablar con el gerente"
"bien... emm si, por aquí señor" respondí fingiendo sentir una calma que para nada sentía, ojala pudiera decirle a la cosa que se quedara ahí o advertirle a Yoongi, pero era como si mi cerebro estuviera congelado, inactivo y sin siquiera una respuesta automática. Ambos caminamos hacia la oficina y entramos, ni siquiera tuve tiempo de hablar, Yoongi levantó la mirada hacia el hombre y palideció enfermizo.
"¿Regla número nueve, Jimin?"
"Si"
"dejanos, por favor. Esperame afuera" Yo obedecí, por supuesto. Nada podría haberme hecho quedar en esa habitación, absolutamnente nada. Simplemente salí al vestíbulo y esperé. El tiempo pasó, se escuchaba el murmullo de la conversación colandose fuera de la oficina, de vez en cuando la voz de yoongi subia de volumen, juro que en un momento le escuché llorar, así transcurrió media hora hasta que Yoongi salió aún más pálido que antes, como si toda la sangre hubiera abandonado su cuerpo, unos segundos le tomó retomar la compostura, sus manos temblaban muy levemente pero lo noté. En el instante antes de que cerrara la puerta asus espaldas, pude ver el interior de su oficina, vacía, aquel hombre bien vestido ya no estaba.
"Yoongi?" pregunté con cautela sin saber qué decir "¿está todo bien? ¿qué pasó?" Yoongi me miro fijamente, sus ojos estaban enrojecidos e inyectados en sangre.
"Vete a casa, Jimin... Descansa, duerme bien y disfruta con tus seres queridos... Prepárate"
"¿Prepararme? ¿Por qué? Prepararme, ¿para qué?"
"Mañana...vamos a romper las reglas numero diez yonce"