Si te encuentras en una sala donde todos los clientes te miran directamente y sonríen, informa de inmediato y con urgencia al gerente.
La regla cinco es la que más preguntas me ha hecho plantearme con respecto al cine y a mi trabajo. Mi encuentro con... eso, fue aproximadamente al año y medio de empezar a trabajar, un pequeño dato que ya todos deben de saber sobre un acomodador de cine, es que debemos de revisar que las películas se estén proyectando sin problemas, sonido y subtítulos sincronizados con las imágenes, etc. Estamos obligados a hacerlo al comienzo de cada proyección pero si tenemos algo de tiempo libre durante la jornada nos gusta revisar al azar en alguna sala, para asegurarnos de que todo está marchando bien, desafortunadamente, esa fue la razón por la que entré en la sala cinco aquél día, para casi tener una ataque al corazón cuando me di cuenta de que cada persona dentro del lugar, completamente lleno a estallar, me miraba a los ojos sonriendo inquietamente, teniendo cuidado de ni siquiera parpadear, salí lentamente de ahí; los clientes en ningún momento rompieron el contacto visual tampoco parpadearon y en el segundo en que me sentí en seguridad, corrí por el vestíbulo hacia Yoongi, quien hablaba con una clienta en nuestro bar.
"¡Regla cinco!" dije casi gritando apenas le alcancé, el pobre palideció al instante. La clienta, una mujer joven y atractiva lo vio confundida, "disculpe" murmuró en su dirección antes de volverse hacia mí.
"¿Qué sala?"
"La cinco"
"acompáñame" corrimos hacia la sala, una vez dentro Yoongi me hizo un gesto para que no avanzara al final de los asientos, "quédate aquí" no necesitaba decírmelo dos veces. La habitación atiborrada de clientes estaba mortalmente silenciosa y todas las cabezas se movieron sigilosamente siguiendo a Yoongi, mientras caminaba hacia la pantalla y se detenía en el centro.
"¿Qué es lo que quieres?" preguntó levantando la voz hacia la multitud, todas las personas presentes abrieron la boca al unísono y dijeron en perfecto coro, "Hola gerente, ha pasado tiempo"
"basta de tonterías" gruñó Yoongi, "conozco tu juego, así que dilo, ¿qué quieres esta vez?" la habitación rio en una escalofriante y ominosa sintonía "Jajaja siempre tan directo... Por eso me caes bien, mucho más que tu predecesor ¿sabes?" incluso desde mi posición pude ver como Yoongi apretaba la mandíbula hasta rechinar los dientes, sus manos se cerraron lentamente pero temblando de rabia. Nunca lo había visto tan enojado.
"Solo dime qué quieres" siseo entre dientes con furia contenida "Dímelo, y deja ir a esta gente"
"Ahh tan impaciente, tan ansioso por terminar de una vez, como siempre... quiero que, abras la sala número tres, ahora mismo" la sangre escapó del semblante de Yoongi una vez más.
"No... pide algo más, hay líneas que no cruzaré. Hay reglas" lo que yacía dentro de los ojos de cada persona en la multitud, controlándolos, rio en todos ellos al unísono.
"jajaja Ahh sí, tus preciosas reglas... ¿crees que pueden detener cualquier cosa? Pues no, no detienen nada Yoongi, nada. Solo lo retrasan"
"Información gratis ¿eh?" contestó el gerente con sarcasmo "te has ablandado desde la última vez que hablamos"
"Te digo algo que ya sabes y mi precio no cambia, abrirás la sala tres, otra vez." Por primera vez, Yoongi vaciló un momento, apenas un instante pero aquello se dio cuenta y todos rieron cruelmente.
"Ya te lo dije, no lo haré. Esa regla nunca se rompe"
"¿Intentas olvidar la historia después de apenas trece años? Jajaja el destino de ésta gente está en tus manos, Yoongi. Conoces muy bien lo que sucede cuando mi precio no se paga, ¿acaso no buscas expiar con esta resistencia sin sentido, el sacrificio que se hizo a causa de tu error?"
"No...No hay nada que expiar" respondió Yoongi una vez más entre dientes "Y no, no me equivoqué"
"¿Estaría de acuerdo contigo, aquella persona que tanto extrañas? No, creo que no" de nuevo el tono burlón.
Un silencio pesado que pronto se rompería inundó el lugar en unos segundos, entonces, la multitud volvió a hablar "Se ha pagado el precio, estas personas están a salvo" Yoongi parpadeó confundido.
"¿Qué? ¿Qué precio?"
"La sala tres nunca estuvo en juego. La angustia de tu recuerdo, así como las preguntas sin respuestas que ahora plagaran la mente de este sirviente tuyo, fueron el precio"
"Maldito bastardo. ¡Maldita sea!"
"Hasta la próxima vez que nos veamos, gerente"
Yoongi salió furioso de la sala sin decir una sola palabra, la multitud lo siguió con la mirada y luego se fijaron en mí, una nueva sonrisa y un gesto con la cabeza, entonces todos miraron hacia arriba como si fueran uno, su comportamiento idéntico y colectivo se deshizo, una tensión oculta se liberó, ellos... eran libres también.