𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 IV.

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— [ 💜 ] —

Por fin todo estaba decidido.

Los hermanos, uno por uno se paró de sus respectivos asientos y se fueron a seguir sus actividades diarias, unos se fueron a otras partes y muchos otros se fueron con Katakuri al pueblo para seguir hablando.

Big Mom después de que todos se fueran se levantó a seguir su trabajo y revisar los regalos que los Yamamoto le habían traído.

Al otro lado de la puerta...

Miraba con horror la puerta blanca ante mí. Mi familia que también me acompañaba no quería comprender lo que oíamos. Sé quién me desposara, sé con quién estaré atada toda mi vida... Sí, había algo que me llamaba la atención de ese hombre pero no lo quería así...
De entre tantos, ¿por qué con él?
Mi corazón como comenzó a ir más rápido, las piernas me flaquearon y caí al suelo.

Sentí mi alma abandonar mi cuerpo, quería gritar pero no lo conseguía, incluso había perdido mi voz .

—Ya no se puede hacer nada. Ya está decidido.—Mi padre hablo con su estúpido tono frío.

—¡Cállate Yoshito!—Mi madre gritó.

Hikari se acercó a mi cuerpo inerte, sabía que podía sentir mi dolor, cómo siempre lo hacía...

Amaba que mi familia se preocupara por mi bienestar pero ¡soy un guerrera! Sufrí peores cosas en mi niñez, esto no es nada, no es nada, siempre soy nada.
Antes de que mi querida tía me abrazara, salí corriendo de ahí, no quería su pena por algo que yo misma ocasione.

—¡Nee-chan!—Oí la voz de mis hermanos.

—¡Kano, espera!—Aunque me lo pidiera Hikari, no voltearia.

Corrí  rápidamente sin rumbo alguno, aún no conocía las paredes de este castillo. Lloraba sin poder detener mis lágrimas.
Toda mi vida se iba por un caño, y no podía hacer nada por detenerlo. Me odio a mi misma por elegir el mal camino.

Me empeze a detener al ver que se me había alejado mucho de mi familia llegando a quien sabe dónde del castillo...

Solo veía los pasillos, haciéndose más grandes y largos que antes.
Pasaba puertas y habitaciones de dulce. ¿Por qué no pregunte dónde sería mi cuarto en primer lugar?

Un estruendo me saco de mis pensamientos.
Una puerta estaba medio abierta.

Me acercó a ver de qué se trataba. Mire por el orificio de la puerta.
Ví un sin fin de niños, niñas y niños, de diferentes estaturas, características, edades y ropas.
Jugaban varias cosas a la vez.

Los niños jugaban un tanto brusco, se empujaban y uno que otro salía rodando.

Reí, me recordaba a mi niñez. También jugaba brusco con los chicos del pueblo.

Me quedé palida al ver que uno de los niños me veía fijamente...

Me quedé palida al ver que uno de los niños me veía fijamente

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☆ 𝙻𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚜 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚍𝚊 [EDITANDO ] ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora