Días llenos de colores (Higuel Week Pride)

Dia 2: Genderbend

Hiroko (Hiro) 20 años y María (Miguel) 18 años.

Las palabras en cursiva son ingles, las normales en español, en cursiva y negritas japones.

~*~ <3 ~*~

Se maldecía a sí misma por haber aceptado hacer ese favor, su amiga Honey Lemon le pidió que si le podía mostrar la ciudad a una chica de otro país, la cual empezaría a estudiar en la universidad de música que había en San Fransokyo. Esa vez había estado tan distraída con sus inventos que aceptó sin pensarlo mucho, cuando se dio cuenta quiso decirle que prefería no hacerlo, pero ya no se podía echar para atrás.

- ¿Por qué a mí? - dijo algo desganada mientras esperaba en el punto de encuentro.

- Disculpa - escuchó detrás de ella - ¿Tu eres Hiroko?

- Mátenme - suspiro y volteó - Si, soy yo - apenas vio a la contraria se sonrojó violentamente.

- Gracias al cielo, creí que no te encontraría - sonrío y estiro su mano en forma de saludo - Soy María, gusto en conocerte Hiroko.

No dijo nada y solo correspondió el saludo, estaba algo sorprendida y anonadada por su belleza. Se notaba que era algo menor, pero tenían la misma altura, su largo cabello castaño estaba recogido en una trenza que descansaba en su hombro, su vestido blanco contrastaba con la piel morena y el hoyuelo que se le formaba al sonreír junto al brillo de sus ojos le daba una apariencia angelical.

María era todo lo contrario a como ella iba, usaba una sudadera azul de mangas largas, un pantalón tipo pans, estaba toda desgreñada y para nada arreglada.

Seguro daba pena.

- ¿A dónde vamos primero? - pregunto la morena.

- L-La ciudad es demasiado grande, ¿Algo que quieras ver en específico? - hablo algo nerviosa.

- Mmm, ¿Podemos ir a comer algo? - pregunto colocando sus manos detrás de su espalda e inclinándose ligeramente.

- Si quieres - rasco su nuca y ambas empezaron a caminar - Y... ¿De dónde eres? - quiso iniciar la conversación, cosa rara en ella.

- De México, supongo que tu eres originaria de aquí - volteaba a ver por todos lados, quería grabar las calles y edificios en su mente.

- Si - sonrió ligeramente al ver la curiosidad de la más joven - ¿Por qué decidiste venir a estudiar aquí?

- Siempre quise dedicarme a la música, originalmente mi familia no estaba de acuerdo, pero posteriormente aceptaron - agacho la mirada, había algo de nostalgia en sus ojos - Escuche que esta ciudad tiene una de las mejores universidades de música y como se me dio la oportunidad de venir aquí no lo dude ni un segundo - alzo la mirada, ahora reflejaba esperanza y determinación.

- ¿Entonces viniste a cumplir tu sueño? - la nipona estaba asombrada por como la menor estaba totalmente decidida a lograrlo.

- Si, y no me iré de aquí hasta lograrlo - sonrió ampliamente y alzo su puño al cielo.

- Eres muy animada - soltó una pequeña risa - También linda - aparto la vista algo roja.

- ¿Ah? Dijiste algo - María la observo algo confundida.

- N-No, nada - camino un poco más rápido.

- Chinga, es algo rara, pero es muy guapa - puso una sonrisa coqueta pero después regreso a la sonrisa inocente que siempre tenía - ¡Oye, espérame! - apresuro el paso.

Estuvieron toda la tarde juntas, después de comer fueron a visitar diversos lugares de interés de la oji-café, como parques, centros comerciales o culturales, también fueron a ver la facultad en donde estudiaría.

- Vaya, es grande - estaba asombrada, era la primera vez que veía el lugar en persona.

- Es un lugar lindo y colorido - no podían entrar, pero desde afuera podían ver que era un lugar muy hermoso.

- ¿Te gustaría venir conmigo cuando pueda visitar las instalaciones? - abrazo el brazo de Hiroko mientras hablaba con emoción.

- ¡¿Q-Qué?! - grito con mucha sorpresa - ¿E-Enserio?

- Si, ¿Aceptas? - sonrió e inclino ligeramente el rostro.

- D-Deja lo pienso - rasco su nuca.

- Okey - se separo y dio media vuelta - ¿Seguimos con el recorrido?

- C-Claro - también dio media vuelta y siguieron explorando la ciudad.

Hablaban de vez en cuando mientras recorrían las calles de la gran ciudad, cosas banales y sin importancia, pero que permitían que descubrieran mas de la otra, había interés mutuo, eso era algo obvio. Ya era demasiado tarde y las dos habían decidido ir a un mirador para contemplar el atardecer.

- Es lindo, pero prefiero como se ve en mi hogar - hablo con algo de nostalgia.

- Me gustaría confirmar eso - hablo la azabache mientras como el cielo pasaba de ser de tonos naranjas a tonos azulados.

- Si quieres te llevo - se vieron a los ojos - Seria un honor llevarte.

- Me encantaría - como si fiera un tipo de señal o algo, los tonos anaranjados y rosados del cielo parecían iluminar a María, mientras los tonos azulados y morados iluminaban a Hiroko. No querían salir de su burbuja, pero debían regresar a la realidad - Esta anocheciendo, en ocasiones se pone muy peligroso en la noche.

- Entonces debemos irnos - fue la castaña la que rompió el contacto visual - El lugar donde me estoy quedando esta algo lejos.

- Te acompaño, se podría decir que es mi responsabilidad por el momento - se sentía algo triste por dentro, le hubiera gustado que ese momento durara más.

- Muchas gracias Chinita - tomo la muñeca de la nipona y la jalo ligeramente para que empezaran a caminar.

- ¿Qué dijiste? - pregunto confundida.

- Solo un apodo de cariño - respondió como si nada.

- ¿Un apodo de cariño? - una vez más, se sonrojo.

- Si - contesto con simpleza.

Llegaron al edificio en donde la menor se estaba quedando en solo veinte minutos, ambas ya se estaban despidiendo en la entrada de este.

- Muchas gracias acompañarme hoy Hiroko - soltó una pequeña risa y empezó a buscar algo en su bolsa.

- Admito que me gusto estar contigo - María saco algo y se lo dio - ¿Y esto?

- Mi número, para poder hablar después - hablo y después abrió la puerta - Nos vemos luego.

- S-Si - se empezó a alejar, pero un grito de parte de la oji-café hizo que se detuviera.

- ¡Hiroko! - la mencionada volteo - ¡Me gustaste un chingo! - y luego de eso, se metió rápidamente y cerró la puerta.

- ¿Qué? - no le había entendido ya que lo que grito fue en otro idioma, suspiro con una sonrisa y siguió caminando, le preguntaría que quiso decir cuando se volvieran a ver.