Capitulo 56: Expedición (5)

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"William y yo nos encargaremos de la hidra, mientras el resto debe buscar un lugar para resguardarse, llevar a esta bestia mágica hasta nuestros enemigos debe hacerse con mucho cuidado y control, en este momento solo nosotros tenemos la capacidad para hacer este trabajo" Ananá se levanto con su varita en mano.

Esta fue la primera vez que William veía a Ananá sacar a esta varita desde el comienzo de un enfrentamiento ya que este joven se dedicaba al entrenamiento para perfeccionar el arte de la magia son varita.

Nahuen tenia tanta o mas capacidad a comparación de William, pero alguien tenia que cuidar al grupo si las cosas salían mal.

Ananá el heredero de la isla de Rapa Nui y William el quinto hijo de los Rosier se alzaron sobre las montañas de oro dentro de la sala, ambos estaban en lo alto mirando a la bestia mágica en la parte baja.

"¿nervioso?" pregunto Ananá

"Seria un idiota si no tuviera nervios o miedo, nos enfrentamos a una de las bestias mas peligrosas"

"Deberíamos comenzar a lo grande ¿no crees?" Ananá se quedo mirando a la hidra que apenas y los había notado alzando sus cabezas al mismo tiempo que comenzaba a hacer un sonido similar al de una guitarra eléctrica.

Ananá alzo su varita hacia arriba "¡Garjanā!" la luz blanca de alzo hacia el techo entonces se dejo caer en forma de rayo que impacto a la hidra haciéndola rugir de dolor.

"¡Wingardium leviosa!" cada una de las cosas pesadas en el sala comenzaron a elevarse lentamente, incluso las monedas de todos lados, entonces solo hizo falta un movimiento de mano para que cada objeto que se hizo levitar fuera lanzado a gran velocidad contra la Hidra.

"Magia de principiante con grandes efectos, realmente algo inusual" comento Ananá

"Lanzar rayos desde un comienzo es una gran entrada"

Ambos sonrieron confiados mientras miraban a la Hidra que se abalanzo hacia ellos en el momento que recupero la compostura, ambos magos retrocedieron al mismo tiempo que usaban hechizos para ralentizar el avance de la criatura.

Había que mantener la concentración en el camino que recorrían, las tres cabezas de la hidra y el enorme aguijón asesino que los había amenazado varias veces a lo largo del enfrentamiento.

Ambos magos eran bastante competentes, mas que todos los otros estudiantes de sus propios grados pero en este momento esa fuerza de la que estaban orgullosos era minúscula contra la hidra. Una bestia capaz de hacer que los aurores temieran un enfrentamiento directo, una de las razones de esto era por lo gruesa que era su piel y escamas provocando que muchos de los hechizos que se utilizarían para enfrentar a esta bestia eran inútiles.

"¿donde están nuestros chivos expiatorios?" pregunto Ananá evitando el aguijón de la hidra que se enterró en la posición que estaba hace solo un segundo.

"Del otro lado de la puerta, tienen la guardia baja pero si entramos nosotros primero entonces es probable de que nuestra vidas no salgan intactas" advirtió William mirando a su compañero que ya parecía haber tomado acción respecto a ello.

Ahora ellos dos tenían que pasar a estar del otro lado de la bestia y forzarla a retroceder de alguna manera o simplemente....

¡Bam!

Ananá le dio una patada a las puertas para abrirlas de un solo golpe dejando a la hidra y los dos jovenes magos al descubierto.

Todos los cazadores de tesoros quedaron mirando al dúo de estudiantes que había entrado en la sala que resguardaban, no demoraron ni un solo segundo en sacar sus varitas para defenderse entonces notaron las tres cabezas que se asomaban por la puerta.

"Espero que no les moleste, pero traje a este muchacho para hacerles compañía, en cuanto a nosotros... aun tenemos cosas que hacer" ambos estudiantes comenzaron a correr en una dirección aleatoria.

Los cazadores de tesoros se defendieron inmediatamente, comenzaron su ataque con ferocidad, la bestia mágica frente a ellos no era algo que pudieran tomar a la ligera.

No había pasado mas de un minuto antes de que el aguijón de la hidra empalara a uno de los cazadores asesinándolo casi al instante, aunque las escamas de hidra eran resistentes, soportar la cantidad de hechizos y maldiciones lanzadas por los cazadores de tesoros era una hazaña increíble pero sus defensas decaían rápidamente.

"Es una bestia muy fuerte" menciono Ananá mirando la batalla desde un piso superior, en un lugar seguro donde no podrían ser encontrados con facilidad pero al mismo tiempo sencillo para acceder. Ambos estudiantes estaban esperando ver cual de los dos bandos renunciaría primero para luego atacar al bando ganador cuando estuviera débil.

William y Ananá estaban esperando tranquilamente cuando el ojo de la mente del peliblanco detento nuevas presencias.

"¿William?" pregunto Ananá mirando al joven a su lado "'¿que sucede?"

"Tenemos compañía" respondió William con voz grave

"¿Más cazadores de tesoros?"

William negó con la cabeza, antes de que Anana pudiera seguir hablando William miro hacia el techo "Son Mortifagos"

"¡¿Motifagos, como puedes estar seguro?!"

"El aura... mi abuelo antes tuvo que servir a Voldemort y el aura de los mortifagos no desaparece, la sesacion de frio que poseen sus espiritus esta solo por debajo de los dementores" William recordo a su abuelo y la primera vez que lo vio, un hombre ciertamente eterrador.

William y Anana enfocaron su atencion en la entrada para ver la identidad de los nuevos seguidores de Voldemort. Cada uno de los mortifagos que entraron en la ruina estaban vestidos de trajes oscuros con una mascaras que los protege y los mantiene en el anonimato, pero que con solo darle una mirada directamente te petrificarias.

Año 1: Hogwarts, el pequeño mortifago y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora