CAPITULO TREINTA Y DOS

231 32 0
                                    

Su cabeza dio una leve punzada al momento de abrir los ojos, miró a su alrededor intentando reconocer o recordar algo que para el, era más borroso que una cámara en desenfoque. Se levanto del frío suelo tambaleando y atrayéndose a si mismo a los pilares cercanos a donde sea que estuviese porque, además de tener toda la frente pegajosa, solo había un foco alumbrando todo ese mural negro.

Poco a poco empezó a recordar todo, se toco la frente con cuidado mirando sus dedos llenos de sangre y aquellos barrotes de igual forma junto a un imprescindible y seco charco de sangre.

No sabia exactamente cuanto tiempo había tomado en:

•Gritar mas de un millón de veces que lo sacaran de ahí porque su herida era muy grande y con el frío podría causarle un daño cerebral.
•Quejarse de que tenía frío, hambre, quería salir, quería ver a Seungmin...

Quería ser libre.

Vio muchas veces a un guardia de cabello rojizo en tonos naranjas pasar a su lado pero sin prestarle la más mínima atención, sin embargo cuando ya se había dado y rendido del cansancio su padre apareció con una mirada temeroso y sucumbida ante el miedo y el nervio de esos instantes, si, el sabia que Felix, su Lee Felix no era capaz de matar a una mosca, ni siquiera mato a Changbin cuando se lo pidió.

¿Porque mataría a una persona que no conoce?

Le pidió amablemente a un guardia que abriera tras haber hablado con el consejo policial del edificio y haber visto con sus propios ojos las pruebas de que su hijo pudo ser el total asesino de esa chica con dos mechones Amarillos. Se acercó al rubio con cautela, primeramente para ayudarle con sus heridas, siendo sinceramente atraído por su rostro bañado en sangre seca.

Felix le vio de forma suplicante, como si con la mirada quería decirle que lo sacara de ahí, sin embargo su padre solo decidió guardar silencio y curar en total monotonía su frente.

—Sabes que no fui yo ¿verdad?—susurro, Felix apretaba su pantalón con fuerza ya que el alcohol le estaba haciendo chillar.

—Ya lo sé—recompuso el con una sonrisa algo forzada pasando el pequeño pedazo de algodón por su frente—hice todo lo que pude, pero me han negado que salgas.

Felix frunció el ceño, un pequeño dolor se instalo en su frente por haber hecha tal acción.

—¿Ellos pueden hacer eso?—cuestionó con enfado. Su padre le miro con astia.

Si, ellos podían hacer eso.

Bufo con fuerza antes de sentir un frío y ver como su padre se alejaba del lugar con rapidez, guardo y boto algunas cosas en el sesto, pero antes de irse abrazo a Felix.

—Awak boleh keluar—susurro su padre en su oido.

Lee se vio relámpagueante por eso, su padre no hablaba demasiado en malayo pero si sabía que significaba.

Asintió algo desconfiado y se sentó en el suelo, se dejo derrotar al mal presagio. Estaba exhausto, estaba tan cansado de lo mismo que así de simple se hecho al suelo para intentar dormir, el lugar olía mal, el techo estaba con ruturas, y cuando ya iba a ceder el sonido de los barrotes lo hizo levantarse y mirar a la izquierda en donde el mismo guardia dejaba una gran bandeja de comida, Felix le vio fijamente a la comida y luego a el. Aunque la gorra tapara su rostro pudo ver mas allá de ella sus finos cabellos rojizos y escurridizos fuera, y una fuerte sonrisa en sus labios.

Pero antes de poder decir algo más, el chico se fue dejando más pensamientos que palabras para articular. Se acostó nuevamente en el suelo, era un lugar feo, no iba a mentir, era horrible, ni siquiera había un ligar cómodo para dormir pero aun así, dejo que el sueño lo encantará de poco a poco. Sus ojos empezaron a cerrarse y lo único que vino a su cabeza fueron recuerdos aleatorios de toda su vida.

Recuerdos como lo eran cuando estaba en malasia y Seungmin estaba con el cuando se dignaba a visitarlo, como era cuando el hablaba en malayo y no sabia ni pronunciar bien las palabras, o cuando ingreso al hospital y conoció a Jisung, cuando conoció a Wooyoung.

Ahora que lo pensaba no estaba tan mal recordar, al menos eran momentos felices y no tristes como lo eran la traición de su madre o estar ahí. Una sonrisa rota se apodero de el, empezando a sollozar de forma baja y poco audible, extrañaba mucho a sus amigos y a su antigua vida como un simple pasante a residente. Quería volver allí, quería ver a todos, quería segir viviendo con Seungmin y llegar a probar las deliciosas galletas de LuHan.

Pero el mundo a veces no es como lo queremos, y a Felix nunca se le dio como quería. En ese instante el momentáneo aspecto del guardia entro en su cabeza desde que cruzo a verlo, era algo extraño y por eso frunció su ceño con algo de complejidad.

Su cabello rojizo...

Su gorra negra...

Sus piernas delgadas y tonificadas...

Sus manos delicadas y -(Probablemente) suaves... Su sonrisa...

Y sobre todo...

Aquellos hermosos labios.

Sonrió haciendo en recuerdos cuando vio a Changbin durmiendo y pudo ver aquellos lindos labios.

Esa sonrisa... Abrió los ojos de par en par algo tembloroso.

Se mantuvo unos segundos sin querer pensar mal y reírse de lo tonto que se veía por pesar tantas estupideces, por que lo que están pensando era una ¿verdad?

Retrocedió en su cabeza, rebobinando mas que todo aquellos milisegundos de admiración al guardia de su puerta, cuando llegó con su plato y pude ver un poco de el. Se detuvo a seco, recordando un insignificante detalle que le había la verdad como un hechizo de Harry Potter.

—Esos malditos labios...—susurró el rubio con eufórico antes de prácticamente lanzarse a los barrotes y empezar a gritar como loco todo lo que podía.

Su garganta lo estaba traicionando, ya estaba un poco seca y su voz no salia tan potente como al principio de sus gritos estrepitosos, es que estaba asustado de lo que podía pasar a continuación. Sabia perfectamente que no era tan bobo, una cara no se olvida así de sencillo y esos labios era una Gran prueba a de ello.

Con el último aliento que pudo, momentáneamente grito, pero nadie vino... Y es que fue tan claro...

No podía rendirse.

Inhaló y exhaló antes de volver a hacerlo rezando que alguien por lo menos pueda escucharlo.

—¡Ese chico de cabello rojo no es un guardia, es Seo Changbin

Y no funciono...

Nadie llego ni a las dos horas, nadie llego a su rescate, se estampo contra la pared dejando que el miedo y la agonía lo dominen, pero al hacerlo... Se sintió extraño, como si tuviese algo encima.

Claro ya sabia que era.

.







Awak boleh keluar.
Puedes salir.

𝐓𝐨𝐨 𝐌𝐚𝐧𝐲 𝐅𝐚𝐜𝐞   •𝙲𝚑𝚊𝚗𝚐𝚕𝚒𝚡•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora