CAPITULO TREINTA Y TRES

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Rápidamente saco las llaves de su pantalón, y se dirigió en lentitud a la puerta de metal, tenía miedo de todo, no quería salir y que alguien lo viese. Su preocupación era bastante grande y giraba entorno a todos aquellos que quiere, dio dos pasos atrás pasando severamente que iba a hacer si salia.

¿Lo atraparían? ¿Porque?

Yo no la mate. Suspiro cansando, siempre se ha sentido el menos fuerte y ha hecho todo para ser algo que no es, se ha hecho el fuerte, el chico rubio de alma duro y corazón de hielo... Pero ese es el problema mas grande que tenía.

Si tenía miedo.

Un grito desgarrador de los pisos lejanos lo atrajo nuevamente a la realidad, empezó a agitarse aun con la duda de salir o no. Tenía que pensar en algo mas que no fuera él, así muera en el intento.

Acomodo su cabello rápidamente, sostuvo la llave con fuerza, empuñando los dientes sobre su piel, se acerco a la cerradura y de solo haberla girado esta abrió. Ahora se arrepentía internamente de haber golpeado la pequeña ventana y cargar con los nudillos y la tonta cura en la frente. Estaba medio oscuro ya que la luz promedia de las ventanas iluminaba muy poco, tenía poca fe en tropezar, habían muchos cables en el suelo, probablemente estaba en la sala de Desinstalaciones o en la habitación de viejos recuerdos.

Al abrir la puerta miro a los lados con cautela, aun le faltaba mucho cono para llegar al gran salón, estaba molesto de que le quitaran sus pertenencias, no podía saber si Hyunjin y Jeongin estaban bien.

Los gritos y disparos fueron un claro incentivo de que debía esconderse rápidamente, sin embargo su vista fue directamente al hacha de primeros auxilios.

Se acerco en sigilo, quería llorar, quería salir de esa pesadilla aunque ya estuviese en ella desde hace mucho. Con todas sus fuerzas golpeó el vidrio con su codo, la tomo con dificultad y siguió el pequeño hilo de luces escaleras arriba.

Felix sentía como flaqueaban sus piernas en cada paso que daba sobre la alfombra con manchones claros y notorios de sangre fresca. Contuvo el aliento al quedar en la gran puerta del salón principal, miro el cartel que antes colgaba de la pared.

Fiesta de egresados

Trago duro, no podía imaginar demasiado en esos segundos de colapso, tomo la perilla con dificultad, si Changbin estaba del otro lado, Felix no dudaría en matarlo.

Sus piernas dieron un fallo sorpresivo al ver una pila bastante enorme de cuerpos, rápidamente el joven de mejillas llenas de lágrimas y ojos en reflexión al miedo, se acerco con pavor. No todos los días ves algo así y ahora dudaba que alguno estuviese respirando.

Ahora lo que le detuvo fue aquel viscoso sonido, miro detenidamente sus zapatos hasta poder quedarse como el mismo hielo.

Estaba justamente en un charco de sangre.

—Yo puedo...—susurro para si mismos tomado con fuerza el hacha y caminando con aliento y valentia.

Yo puedo. Se repitió mentalmente para al menos tener el sentido de no desmayarse o hacerse una bolita de pánico en el piso.

Dejo el salón en silencio, intentado seguir por el pasillo blanco y gordo, sin embargo ver a alguien en el pasillo, la bata blanca y aquellas canas.

—Papá. — susurró con la voz quebrantada, miro a todas direcciones antes de acercarse lo mas rápido que sus piernas podían dar.

Estaba frío, no había pulso tampoco... Una cortada fina se establecía en su cuello, a pesar de no haberse hecho con fuerza la perdida de sangre era mucha.

Un gran nudo se formo en su garganta al ver frente a sus ojos un borroso recuerdo de Hyunjin y Jeongin. No quería pensar que ya ellos estaban o estarían muertos.

Perdóname...

Se volteo con fuerza, sus manos apretaban fuertemente. Y cuando volteo al pasillo pudo ver el pasillo de salida, en ella, en el piso de baldosas blancas, unas marcas frescas de botas daban señal de que alguien estaba afuera.

Se animo a seguir justamente cuando vio aun guardia en el piso, dejo el hacha a un lado, lo reviso y pudo encontrar una K-47, abrió el compartimiento de balas...

Estaba cargada.

Sin dudas la tomo, aun si jamás había usado un arma, solo las vela en la televisión y rara vez se preguntaba como usarlas, la única persona que sabia de armas eran Eric y Seungmin.

Seungmin.

Se reprimió, recordó que Seungmin no vendría a esta fiesta de egresados porque tenía que salir con Chan y Taeyong. Sintió algo mejor en los hombros. el saber que Seungmin se encontraba bien le parecía de lo mejor.

Sostuvo el objeto con fuerza, empujando la puerta con cautela y quedando frío al instante. Changbin están frente a el con una sonrisa, su padre junto a el y su madre tambien pero no de la mejor manera, la señora Seo tenía una cinta en su boca y el señor Seo las manos amarradas.

—¡Felix! ¡Que sorpresa! —chillo con una fundible sonrisa, una sonrisa tan extraña— llegas justo a tiempo.

Sin mas preámbulos, Changbin disparo en medio de las cejas a su madre y, a su padre le disparo en el oido. Si Felix estaba cuerdo parado en la puerta, ya ese estado paso a ser el de alguien asustado.

Pero el mismo lo había dicho, si podía matarlo lo haría.

Cuando dio un paso al frente, vio como Changbin dejaba el arma en el suelo con una sonrisa, dio otra paso hacia el.

—Se lo que intentas.—directamente el ahora pelirrojo se acercó quedado a escasos centimetros de su rostro.

Felix podía ver partes de sangre seca en sus mejillas, en sus labios y los ojos marrones sin brillo, demasiado huecos y fríos.

—No intento nada.

—Tienes un arma en las manos Felix, se lo que intentas, y esta bien.—Changbin llevó su mano a las mejillas del rubio.— Puedes hacerlo.

Felix tomo aire por unos segundos, pensando en si hacerlo o no—Lo siento Changbin, no me dejas opción.—puso el arma en el pecho del mayor.

—Es que no las hay, Lixie. —y Changbin le besó, lo beso con tranquilidad, un beso corto y sincero.

- Adiós.

Y Felix le disparo a Changbin.

Fin


....

No mentira, pero si, prácticamente el 34 es el final.

Pero no se preocupen, subire tres especiales y una idea demás.

𝐓𝐨𝐨 𝐌𝐚𝐧𝐲 𝐅𝐚𝐜𝐞   •𝙲𝚑𝚊𝚗𝚐𝚕𝚒𝚡•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora