Una mañana desperté extraviado de mí mismo, mi vista se había distorsionado, estaba recostado sobre el suelo, viendo animalitos y bichitos pasar cerca de mi, y ya no podía hallarme en muchos sitios al mismo tiempo, era como si me hubiesen encadenado. Creí que estaba soñanado, pues no podía ser posible que hubiese dejado de ser yo, pero después me di cuenta del cuerpo, y ahí entró aquella espantosa sensación.
Luego de un rato de inspeccionamiento, escepticismo y pensar que la locura se había apoderado de mi mente, entendí que me había convertido en hombre, pues todo lo que veía en mí concordaba con lo que había observado en anteriores ocasiones de ellos, las manos, los pies, el color de piel, y también eso explicaba el cambio de vista. Estaba aterrorizado, ¿por qué una noche me acostaba a dormir junto con las aves y los árboles, como era habitual, y a la mañana siguiente despertaba siendo un ser completamente diferente?, ¿quién tomaba partido en estas decisiones?, me pregunta si posiblemente padre Universo me hubiese hecho eso, si quizás me veía o si me iba a hablar de alguna manera, pues los humanos pocas veces pueden comunicarse con él, sabía que padre tenía un poder inconmensurable, pero nunca pensé que fuese tan poderoso como para hacer esto. Me imaginaba lo extraño que debían de verme mis hermanos, después de todo, quién lo habría creído... el Viento convertido en humano.
Había dejado de ser aquel poético Viento del que todos escribían, al que todos le hablaban, le lloraban, le reían y le hacían cosquillas con sus plumas, pelos, ramas y palabras, quería llorar, y de repente, así fue, estaba llorando, jamás lo había hecho, y sentí un vacío en lo que ellos llaman pecho. ¿Quién iba a soplar las hojas en el otoño y hablar con los árboles en su larga vida?, ¿quién iba a correr tras los enamorados y contarle a la Sombra sobre sus aventuras? Ahora nadie, y yo ya no existía, al menos no como debía existir...
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Me levanté torpemente, recién aprendiendo cómo debía hacer las cosas, sintiendo el frío cambiarme la piel, moviendo los dedos, experimentando todo como un principiante, el cesped en los pies, el sol en el rostro, el estar extraviado en el corazón. Puedo decir con seguridad que en ese proceso de amateur estuve por lo menos un par de horas, quizás tres, y para mi infortunio, aún quedaba el resto del día. Hay muchas cosas de este primer día que no valen la pena ser contadas, pues realmente solo fueron momentos de confusión e incesantes cuestionamientos, muchos monólogos, mucha rabia interna, en fin, bastante tedioso y repetitivo.
Luego, después de luchar conmigo mismo con una mezcla de rabia, pavor e impotencia por enésima vez, desvié el pensamiento y comencé a tomar en cuenta lo que se hallaba a mi alrededor, la situación que vivía se sentía tan real y el panorama tan aterradoramente grande, sin mencionar que habían también una infinidad de otras cosas que no me gustaban, pero por otra parte, estaban los halos de luz que pasaban por entre las hojas de las ramas de los Árboles, y los sonidos que nunca había podido oír y los objetos que nunca había podido ver.
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Creo que es hora de que aclare el tema de la visión (y de otros aspectos internos) y de por qué es eso tan importante para mi labor como Viento. Lo que ocurre es que no es una verdadera "visión" que viene desde los ojos y se procesa en el cerebro, no, ni se acerca a eso, precisamente porque no poseo ninguno de los dos, ni siquiera un cuerpo, pero creo que es bastante notorio, la verdad es que ni sé cómo se da este tema de la vista, solo que se da. El hecho en sí, es que veo muchas más cosas y seres de los que ven los humanos o animales a diario, y resulta que los seres que veo son los encargados del equilibrio de la tierra, del alma y de los sueños. De pronto después explique cómo hacen esto, por ahora no quiero alejarme del tema. A lo que quiero llegar es que como veo tantas cosas que a veces olvido lo especial de lo pequeño.
Lo segundo se remite al lugar en el que me encuentro cuando soy Viento, y ese lugar es precisamente todos y ninguno, porque puedo estar donde me plazca con solo desearlo, incluso puedo estar donde no existo sin dejar de existir, y por esto el hecho de haber amanecido en un sitio sin movilidad alguna me resultaba atroz. Otro aspecto importante es el de los sentimientos, no todos los sentimientos que pueda llegar a tener un humano, los puedo tener yo o incluso cualquier otro Ser, los sentimientos del Sol, son los del Sol, los de el Agua, del Agua, y los míos, son los míos, lo cual quiere decir que no todos los sentimientos me son permitidos sentir, supongo porque quizás no podría hacer mi trabajo bien si pudiese sentirlo todo, todas las cosas hermosas que veo, y las desgarradoras también.
Ahora, tengo una conexión especial con los animales, nos comunicamos (diría que por telepatía) y me cuentan cosas, es bonito, porque convivimos todos los días, todo el tiempo.
Por último, esta mi escucha, pues lo que normalmente oigo son historias de Árboles y el sonido de las conversaciones de todos, y aunque pueda ignorarlas, jamás había sentido un momento de quietud sonora tan intensa como la de ésa mañana, casi podía escuchar los pensamientos de los búhos, y los míos.
Teniendo esto claro, podemos continuar.
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Ya tomando fuerzas para combatir el miedo, comencé a caminar, por algo me había convertido en humano, y no precisamente era para quedarme sentado a llorar mi mala suerte, no, nada de eso.
Tiempo después llegué a un lago, por suerte los animales no habían perdido mi rastro, y me reconocían todavía, eso me dió un poco más de tranquilidad. Alcancé una sonrisa cuando las aves se posaron sobre mis brazos y hombros y me susurraronn al oído cosas ahora inteligibles para mi, entonces sentí una loca sensación dentro de mi, como un repentino antojo de sentir el agua rodearme por completo, así que me quité la ropa, y entré al lago. Evidentemente la situación fue chistosa, pues me metí así sin pensarlo, y sin saber nadar. Al poco pude dominar vagamente aquella arte de nadar y como un niño, lo investigué todo, lo miraba todo absolutamente asombrado, sentir el agua completamente a mi alrededor y verme mojado me arrugó no solamente las yemas de los dedos sino también me arrugó el corazón. Cuánta hermosura, cuánta felicidad, qué mundo tan hermoso, y yo hacía parte de él.
Cuando me cansé de nadar, salí y me vestí de nuevo, estuve otro rato con los Animales y esa intensa felicidad se rehusaba irse, creo que nunca me había sentido tan bien en toda mi vida, estuve tantos años ocupado en lo mío que no me fijaba en lo realmente importante: ser feliz.
Fue entonces que recordé que el agua ya no podía hablarme, pero estoy seguro de que me reconoció, pues fue capaz de mostrarme el mundo que existe dentro de él en tan solo un instante. Todos sus altibajos, luces y oscuridades marinas, y eso que se trataba solamente de un lago, no del vasto océano, por esto le agradecí a mi hermano, por brindarme conocimiento y un mundo nuevo al cual acudir en aquella nueva vida.
Al rato, me dio curiosidad de saber dónde me encontraba, y ví una pequeña colina, y aunque me costó un rato tomar una decisión, subí hasta la cima, al fin supe dónde estaba.
Esa noche me acosté sobre el cesped, con las Estrellas sobre mi rostro y un poco de frío, este lugar me tenía impresionado, ví tantas cosas en un solo día que ya no recuerdo haberlas vivido todas, qué metamorfosis, primera noche como humano de las muchas que me quedaban, todo era precioso y el frío no se comparaba con la soledad, no podía haber pedido algo mejor, solamente alguien que me quitara el aliento, me aplacara la voz...