III-Derecha/Izquierda

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— Hmm, no, un poco más a la derecha— Dijo Shen QingQiu analizando el espacio.

Los discípulos que cargaban la cama estaban exasperados. Llevaban al rededor de por lo menos dos horas moviendo de izquierda a derecha insatisfactoriamente la cama de jardín del señor de pico Qing Jing.

Liu QingGe le estaba acordando un espacio en su pico para que pudiera estar cómodo en sus visitas, pero el endemoniado Shen QingQiu era un caprichoso mimado de primera.

¿Qué importaba si ya no era una víbora a la luz del día? Seguía siendo un zorro astuto y tramposo de vez en cuándo buscando diversión. 

—¿Así esta bien, maestro Shen? —Preguntó cansado uno de los discípulos, sabía que si decía algo en su contra su maestro le daría una mala lección por lo que trataba de ser educado. 

—Hmm—Shen Qingqiu meditó abanicándose el rostro. —Sí, ya veo el problema. 

El discípulo quería aventarle el mueble. —¿Cuál sería ese, maestro Shen? Este discípulo se encargará de resolverlo.

—No hay suficiente sombra en espacio, y realmente gusta ese lugar ¿Pueden traer un árbol en ese lugar?

—. . . 

Un suspiro desmotivado se escuchó, era Shen Qingqiu cerrando su abanico. —Supongo que tendré que pedirle de favor a Liu'Shi...

—¡No es necesario, mayor Shen! — Exclamaron rápido ambos discípulos. 

Shen Qingqiu sonrió satisfecho. 

*

Al caer la tarde, Shen Qingqiu estaba medio recostado leyendo mientras comía fruta fresca. Liu Qingge venía a su lugar sin camisa, estaba algo sudado pues venía de su entrenamiento. 

Al verlo de esa manera, cubrió su rostro con su clásico artefacto y palmeó su lado derecho del asiento. 

Liu Qingge caminó hacia él observando su decoración. —¿Y ese árbol?—Preguntó analizando el espacio. No se veía conveniente la ubicación, ni recordaba que existiera en primer lugar. 

—Pedí que lo pusieran allí—Explicó mientras acercaba una manta para que el otro se secara. 

En respuesta, Liu Qingge tomó el dorso de la mano nívea y la besó con suavidad y después, aún con el cuerpo caliente del entramiento besó su mejilla izquierda mientras se sentaba a su lado. 

—¡Primero límpiate el sudor, shidi! — Reclamó abochornado. 

Liu Qingge masculló rodando los ojos, no le venía al caso, después de todo, ¿Qué no terminaban ambos a menudo sudados? Ahora que lo pensaba, el mueble era muy cómodo. 

Flores en el Pico Bai Zhan | #LiushenWeek2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora