El mundo termina e inica infinitas veces

150 16 0
                                    

Notaba el mundo cayéndose lentamente y en silencio a mi alrededor, asemejándose a mi interior. Sentía mis brazos sangrar y mis mejillas húmedas, las palabras ahogándome, hasta impedirme hablar. El reloj descocía mi corazón confundido y yo ya no podía evitarlo, lo había perdido todo, pero ya no dolía.

Era común querer gritar y llorar y golpear cosas, o a mí o a las personas que me habían hecho daño. Era común hablar de mala gana y maldecir en silencio lo mucho que detestaba mi vida.

No era solo yo, mi mundo parecía desmoronarse, me dejó bajo los escombros de una vida bien vivida cuando tenía eso de ocho años, pero a estas alturas podría ser muchas cosas menos una persona llena de vida.

Los minutos pasaban estruendosos ante mis ojos y otro día se había ido de mis manos, yo seguía parada en el mismo lugar, un paso hacia delante y tres hacia atrás.

Y estaba acostumbrada. Acostumbrada a verme frente el espejo y sentir asco, acostumbrada a querer decir lo que siento y solo callar, callar por miedo y por ser una asquerosa cobarde que no es capaz de hacer alguna cosa que la haga mínimamente feliz. Me había acostumbrado a ser así, ya no prestaba atención a los segundos desvaneciéndose; mi mundo termina cada noche entre lágrimas secas en la almohada y vuelve a comenzar por la mañana al despertar deseando no haberlo hecho mientras agarro el bolso para partir a donde siempre debo ir.

ToskaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora