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Erick calentaba la voz y movía sus hombros de atrás hacia adelante, intentando relajarse  y preparándose para el gran momento que estaba a punto de llegar. De pronto Yeimy apareció detrás de él y posó sus manos sobre los hombros de su hijo, haciéndole parar al instante y girarse para mirarla.

- Estoy muy orgullosa de vos amor. - dijo ella con una sonrisa en los labios y un brillo muy especial en sus ojos.

- Gracias ma, yo también lo estoy de vos. - dijo Erick antes de abrazarla fuerte.

Todos los familiares y conocidos de Erick se encontraban frente al escenario, en primera fila por supuesto, para disfrutar mejor de la actuación. Vanesa y Pite también se encontraban allí, ya que ellos habían llegado un par de días antes del concierto.
Cuando apenas quedaban unos minutos para que empezase, Yeimy posó un tierno beso en la frente de su hijo y le dio la bendición. Acto seguido, volvió a dedicarle bonitas palabras de ánimo mientras apretaba levemente sus hombros y después bajó para encontrarse con los demás en el escenario.

Las luces se prendieron, la gente comenzó a gritar al escuchar la voz de Erick y pronto salió al escenario pisando más fuerte que nunca, más feliz que nunca y con más ganas que nunca también.

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Charly se encontraba en los asientos traseros del taxi. Observaba muy serio el tráfico de la ciudad mientras jugueteaba nervioso con los anillos de sus dedos y los frotaba nervioso contra sus labios. Pronto comenzó también a mover la pierna en señal de desesperación.

- ¿Es que todo el mundo se puso de acuerdo pa joderme o que? Mirá ese carechimba - dijo señalando el auto de delante con la palma de la mano abierta - ¡Apuráte mijo, no jodás! - se agarró al asiento del taxista con una mano para incorporarse hacia él - Parcero todo bien pero, ¿no podés pisar el acelerador un poquito más? No me puedo perder el concierto de mi hijo ni por el hijueputa.

- Lo siento, no puedo ir más rápido de lo que ya voy. Pero no se preocupe que va a llegar, tranquilo. - le dijo el conductor con voz serena.

- Oigan a mi tio, cuál llegar si ese concierto ya empezó, más bien apuráte, hacele mijo. - dijo Charly en un tono bastante molesto.

El taxista no volvió a decir nada, viendo el mal genio que traía Charly era mejor no volver a abrir la boca. Charly estaba perfectamente consciente de que igual no le habló de la mejor manera pero es que realmente estaba estresado, él tenía intenciones de haber estado allí a la hora en que su hijo abrió ese concierto, pero no se pudo. Igual intentaba mantener la calma ya que al menos tampoco se iba a perder tanto.
Cuando por fin llegó, bajó rápidamente del taxi mientras se echaba la mano al bolsillo para sacar un par de billetes.

- Quedáte con el cambio pues, todo bien muchas gracias. Hey, parcero - juntó sus dos manos y se las llevó a los labios a modo de súplica- que pena, disculpáme por favor, que pena. Todo bien, gracias. - dijo antes de salir corriendo.

Charly subió las escaleras traseras del escenario tras haber obtenido permiso de los guardias de seguridad, obviamente le conocían de sobra y no hubo ningún impedimento. Se quedó a un costado del escenario donde se le podía ver perfectamente a Erick y parte del público también. Se cruzó de brazos y giró la cabeza levemente a un lado mientras sonreía con orgullo. Su hijo se parecía muchísimo a él y eso le hinchaba el pecho de felicidad.
Estubo ahí observándolo hasta que la canción terminó y Erick se percató de su presencia.

- No me lo puedo ceer. ¡Hey mi gente! disculpenme pero necesito hacer una pausa porque... acabo de ver a alguien muy importante para mí, y me ha hecho tremendamente feliz verlo acá. - dijo Erick mientras lo observaba con los ojos brillantes de emoción. Realmente había perdido la esperanza en que su padre pudiese estar hoy aquí.

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