Capítulo 11

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Quien mal habla en tu ausencia, temor tiene de tu presencia.

—¿Volveremos alguna vez? —le pregunto a Teodoro mientras me coloca el casco

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—¿Volveremos alguna vez? —le pregunto a Teodoro mientras me coloca el casco.

—Siempre que quieras podemos venir, aunque en invierno no es recomendable acampar.

—No me importaría acurrucarme junto a ti.

—Ni a mi darte calor, pero no quiero que tengas hipotermia— deja un tierno beso en mis labios.

Teo luce tan bien con su chaqueta de cuero negra y su cabello despeinado, es jodidamente sexy. Me permito fantasear con el devorando mi cuerpo, entonces un signo de alerta parpadea en mi cabeza.

—Teo—digo alarmada.

—¿Qué sucede?

—No hemos utilizado protección anoche no es que no quiera tener hijo, pero somos muy jóvenes para eso.

—Joder, es cierto. —Se pasa los dedos por su cabello despeinándoselo aún más.

—Cuando lleguemos a la ciudad tendremos que parar en una farmacia por la píldora del día siguiente— lo veo respirar más tranquilo—. Sé que es muy pronto para hablar de esto, ¿quieres tener hijos?

—Claro, adoro los niños, pero aún estamos tratando de descubrir que es lo que hay entre tú y yo— me acaricia la mejilla con una expresión llena de amor y temor—. Tú tienes una carrera que comienza a despuntar, hay muchas cosas que debemos hacer como pareja antes de pensar en niños, ¿no crees?

—Estoy totalmente de acuerdo.

—Démosle tiempo al tiempo. —Le beso la comisura de la boca.— Vamos antes de que vuelva a anochecer.

Disfruto el regreso a la ciudad con mi pecho pegado a la espalda de Teo y mi mano izquierda descansa sobre su corazón. Sus latidos marcan un ritmo bajo mis dedos. Tengo una sonrisa de idiota en el rostro, lo sé porque me duelen las mejillas, nunca he sido tan feliz en mi vida como ahora.

Nos detuvimos en una farmacia en Lozoyuela para comprar las píldoras. Después de 1 hora en carretera al fin comenzaba a ver mi barrio en la calle José Abascal.

—¡¡¡Mierda!!!—  ante mi expresión Teo detiene la Harley, en la esquina.

—¿Qué sucede?

—Periodistas —digo señalando el grupo apostado en la entrada de mi edificio.

—Crees que sea por la foto que colgaste en Instagram.

—No lo sé, no es que muestre mucha información para ellos.

—¿Tienes idea de cómo entrar sin ser detectados? — parecemos agentes especiales planeando una estrategia de invasión.

—El edificio tiene un estacionamiento subterráneo por la entrada trasera— le cometo.

LECCIÓN DE AMOR// Misa Rodriguez // Perfecta2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora