🌊Capítulo 33🌊

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Ni siquiera intentaron buscar a Alessia, era obvio lo que había pasado con ella. Nadie más que sus padres lamentaron su muerte, algunos familiares solo les dieron el pésame, pero en el fondo el odio hacia la chica era tanto que solamente fueron palabras.

Ese era uno de los riesgos al hacer algún trato con los tiburones más grandes, si no se cumple cierta parte de este o ellos salen lastimados, ten por seguro que no estarás vivo el día siguiente.

La vida de Aidan y de T/n pego un giro completo cuando decidieron hablar con Sofia, es decir, ¿Qué clase de matrimonio vivía separado?

Al principio creían que se enojaría, pero después de contar toda la historia ella les encontró cierta razón a lo que la joven pareja decía, se amaban y se podía mostrar en sus ojos.

- ¿Entonces? – Dijo T/n cuando terminó de explicar lo que querían hacer – ¿Qué dices?

- ¿Y dónde vivirán?

- Vivirá en mi casa, a mi hermana menor no le molesta – Habló Aidan. –

- ¿Segura de que quieres hacerlo? – Preguntó después de dar un largo suspiro. –

- Sí, sé que va a ser difícil, pero quiero intentarlo.

- Bueno, si es lo que tú decides está bien, te apoyo.

- ¡¿De verdad?! – No podía creer que su mamá aceptara así de simple. –

- Claro, supongo que ya era el momento.

- Gracias mamá.

- ¿Cuándo vendrás a buscar las cosas?

- El fin de semana.

Mudarse de la casa era un sentimiento nuevo, felicidad, ansias, miedo, nervios, ni siquiera T/n era capaz de explicar lo que sentía en ese momento.

Parecía como si en cualquier momento fuese a vomitar, al ver como todas sus cosas se iban guardando en unas cajas para después llevarlas a un camión.

Las pocas cosas que iban quedando la hicieron recordar su infancia, mirar las marcas de crayones en las paredes blancas y ese espacio en que su mamá la media cada vez que creía que crecía, aun podía recordar cuando se ponía de puntas intentando verse más alta.

O la vez que pensó que había un monstruo bajo la cama mientras su cuarto estaba oscuro, se armó de valentía y fue corriendo hasta la puerta para ir con su mamá, pero olvido el detalle de que esta estaba cerrada.

Acabo con un chichón que duro al menos una semana rojo y casi 3 semanas con el dolor de este mismo.

Cuando llegó a casa de Aidan llevaron todas las cosas con ayuda de Peyton al cuarto que ahora seria de la pareja. Todo el peso llegó a sus hombros cuando vio la cama matrimonial, había olvidado que un matrimonio debía dormir juntos y sinceramente Luna no estaba lista para eso.

- ¿Pasa algo? – Preguntó Aidan cuando vio la cara pálida de su esposa. –

- Eh...  No tenía palabras que decir. Aidan miró hacia donde ella lo hacía y se dio cuenta de lo que pasaba, dios. –

- ¡Peyton! – Al parecer ni él se había dado cuenta de esa cama. –

- ¡¿Qué?!

- ¡¿Quien trajo esta cama?!

- ¡Fue papá!

- Genial – Volvió a mirar a T/n con un leve sonrojo en sus mejillas – Si quieres puedo dormir en otro cuarto.

- Estoy bien así, en algún momento tenía que pasar – Dijo intentando sonar tranquila, pero la verdad es que estaba muerta de miedo. –

- Bien.

No se volvió a hablar más del tema. Lo que quedaba del día fue para ordenar las cosas, subir y bajar escaleras haría que en cualquier momento los jóvenes tuvieran músculos en sus piernas, las cuales se estaban tensando cada vez que repetían el proceso.

Pero nada pudo superar esa tensión como en la noche, cuando debían ir a dormir. Cada uno dormía lo más lejos del otro, no porque no quisieran verse, no, querían, pero en esas circunstancias no.

En algún momento tendrían que darse vuelta y verse a la cara.

Una de las caras más tiernas que T/n jamás podría olvidar fue cuando vio a su novio en esa misma cama, esa misma noche y al mismo tiempo en el que ambos se dieron vuelta.

¿Por qué?

Aidan se puso rojo hasta las orejas y se quedó quieto al no saber qué hacer, por su parte T/n sonrió. Jamás había visto ese lado tímido de Aidan, era tierno, fácil de sonrojar y no podía encantarle más a la menor. A pesar de que ella también estaba nerviosa se acercó al mayor, lo abrazó como si supiera que con eso bastaría para poder calmarlo.

Y claro que lo hizo, al inicio Aidan tenía su cuerpo tenso, pero después de recibir ese abrazo se relajó. Lo devolvió con el mismo amor que con el que lo recibió.

Así durmieron, en un abrazo que no se soltó hasta el día siguiente, despertaron tarde casi a las doce de la tarde probablemente la mudanza había agotado su energía.

Si fuera posible dormirían hasta el día siguiente, pero Peyton los despertó para avisar que saldría con Shiro.

- ¿Era necesario que nos dijeras eso con un grito?

- La idea era molestarlos hermanito.

- Sí, sí.

- Tienen que ir a comer.

- ¡Si!

- ¡Vayan ahora! – Con un gruñido ambos se levantaron y se fueron a duchar para poder despertar mejor. –

Hicieron un desayuno de panqueques, con fruta y crema batida. Peyton ya se había ido a su cita tan esperada, mientras que la pareja recién estaba desayunando - almorzando.

¿Y que podían decir? Era simplemente increíble estar el uno con el otro, despertar y ver los ojos del otro también lo era.

Todo era perfecto.

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🌊Aquí les traigo el capítulo del día de hoy, espero les guste mucho el capítulo y le den mucho apoyo, disculpen si hay alguna falta de ortografía, comenten mucho por favor me encanta leer cada uno de sus comentarios, y nada cuídense mucho y sin más hasta el próximo capitulo🌊

𝑆𝑖𝑟𝑒𝑛𝑎𝑠 - 𝐴.𝐺. {𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora