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"Siempre dices "estoy bien", pero puedo verlo todo"

—¡NO! ¡DI QUE ES MENTIRA!— Los gritos de un pequeño niño resonaban por todo el hospital, nadie decía nada, entendían, estaba en todo su derecho, después de todo había perdido a sus padres.

—Ojala fuera así mi vida, no sabes cuánto lo lamento— le dijo su tía con lágrimas en los ojos, no fue nada fácil decirle a su bello sobrinito que sus padres ya no vivían.

—¡ES MENTIRA! ¡ES MENTIRA! ¡DI QUE LO ES!

La pelinegra solo lloraba más, tenía rabia, impotencia, quería decir que era mentira, que su hermanito y cuñada estaban bien pero, lastimosamente, no era así, ellos se habían ido.

Mientras, MinHo estaba sentado en un banco aún en estado de shock, sus tíos habían muerto, ¿Cómo era eso si quiera posible? La última vez que los vio estaban bien, todo estaba bien. ¿Por qué de un momento a otro... Ya no estaban?

La vida era algo tan efímero... MinHo se cuestionaba si realmente era necesario estar ahí. Es decir, ¿Solo estamos aquí para sufrir? Todo pasaba tan rápido, y sin ningún aviso solo mueres al igual que las personas a tu al rededor, y no era justo, porque, por más que hagas, por más que intentes, al final todo tu esfuerzo no vale de nada. No vale la pena seguir así.

Pero de algo estaba seguro, no podía dejar a su madre y primo así, han sufrido bastante y él debe estar ahí para apoyarlos, no importa que tan absurda sea la vida.

Se levantó de su asiento y fue a abrazar a ambos cálidamente, los dos lloraban en su hombro, dejaban ir toda su rabia y dolor en esas saladas lágrimas.

Se levantó de su asiento y fue a abrazar a ambos cálidamente, los dos lloraban en su hombro, dejaban ir toda su rabia y dolor en esas saladas lágrimas

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—¿Cómo te sientes lix?— pregunta un triste Jisung, quien había recibió amablemente a su amigo en casa.

Al principio cuando la tía de su amigo llamo para avisar su visita tenía nervios, no quería que vieran como lo trataba su padre, pero por suerte, aparentemente estaba de buen genio y le permitió que su amigo fuese, y además dijo que saldría y no llegaría hasta el día siguiente lo cuál lo ánimo más, por lo menos hoy... Podía estar tranquilo.

—Me duele todo, no puedo si quiera moverme. Y créeme que hago un esfuerzo muy grande al hablar porque realmente no tengo ánimos de nada— El niño sintió lastima por su amigo.

El sabía lo que era perder un padre... Pero no a ambos.

Aunque después de lo vivido, el pequeño sentía que no solo su madre se había ido sino también su padre. Porque el se negaba a creer que el mounstro que lo atacó la última noche tenía algún parentesco con él.

—Lo lamento, ¿Puedo hacer algo para animarte?

—Traeme a mis padres de vuelta— dijo entre sollozos y lágrimas.

𝕻𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora