다섯

329 22 13
                                    

"Tú, quien solía sonreír brillantemente"


Los jóvenes habían pedido ya sus helados; por suerte, justo al lado de su escuela había una pequeña heladería, lo cual, era demasiado conveniente.

—Jisung.

El menor asintió para darle a entender que escuchaba mientras comía felizmente su helado.

—¿Me tienes confianza?

El menor dejo su helado a un lado para pensar en la respuesta que iba a darle al mayor. La verdad es que nunca pensó en si realmente le tenía confianza, bueno; era el primo de su mejor amigo y lo conocía hace tiempo, pero no habían hablado mucho, ni habían salido lo suficiente.

¿Debía decir que sí confiaba en él? O ¿Debería hacer lo contrario?

Si le decía que confiaba en él plenamente... ¿Le haría daño como su padre? ¿Lo lastimaría luego como si sus sentimientos no importarán?

El pequeño sentía miedo, mucho. No sabía que decir exactamente, no quería que su hyung se molestara o algo por el estilo.

Llevo su manita hecha un puño a su pecho y empezó a respirar pesadamente, sintiendo sus latidos cada vez más rápidos y si se concentraba, podía escucharlos de manera clara. Al bajar la mirada repentinamente e intentar inútilmente consolarse a si mismo con palabras inaudibles, alertó al mayor quien rápidamente detuvo su caminar parándose en frente y dándole palabras de consuelo.

—Respira Jisunggie, toma aire. Vamos, cuenta conmigo; 1, 2, 3, 4... -el menor trataba torpemente de seguirlo, calmandose de a poco— eso es pequeño... Vas bien.

El mayor sonrió al ver cómo el menor poco a poco volvía en si y respiraba normalmente.

—Lo l-lamento h-hyung... —un tímido Jisung se culpaba así mismo reiteradas veces por haber hecho una escena sin sentido, si envés de su hyung fuese su padre quien presenció su pequeño show, ya le hubiera golpeado por no saberse controlar y le diría lo tonto e idiota que es por dejarse llevar por semejante estupidez—. No quise molestarlo, por favor perdóneme...

—No pequeño, está bien. No te disculpes por eso... —tomo suavemente su rostro y le hizo verle a los ojos para luego sonreírle transmitiendo paz a su ser—. Es completamente normal, te tome desprevenido con la pregunta y me disculpo yo por eso. No tienes que responderla ya si no quieres, solo quiero que sepas que si necesitas ayuda aquí estaré sin ninguna objeción o reclamo, te apoyaré sin importar que, ¿Entendido? —vio al menor asentir por lo que le sonrió tranquilo—. Ahora termina tu helado, se está derritiendo —río burlón viendo como el más pequeño parecía salir de su shock y rápidamente miraba su helado que; efectivamente, se derretía en su mano.

—¡Ay hyung! ¡Ahora estoy todo dulce! Es incómodo —dijo mientras hacía un pequeño berrinche y lloraba falsamente. Y su hyung... Bueno, él solo reía—. ¡Hyung no da gracia! —al ver cómo no le hacía caso decidió retarlo, aunque más tarde se arrepentiría...— MinHo, he dicho que no da gracia.

El mayor inmediatamente paro de reír y le miro serio. Mientras, Jisung solo pensaba en que la había cagado en grande.

—¿Cómo me acabas de llamar mocoso?

—y-yo... —quizá debió pensarlo mejor.

El mayor lo tomo en brazos poniéndolo encima de su hombro dejándolo sin movilidad, esto causo que su helado cayera al suelo por lo que el menor se enfado y empezó a patear y a quejarse.

—¡MinHo suéltame!

—¡Increíble! Sigues siendo atrevido después de todo mocoso, debes respetar a tus mayores. —empezo a caminar hacia una fuente que estaba a unos pies de distancia.

—¡No quiero!

—Pues bien, yo tampoco quiero bajarte.

—¡Suéltame!

—Esta bien —lo soltó haciendo que el menor cayera en la fuente—. ¿Feliz? —pregunto a Jisung quien justo ahora se encontraba totalmente mojado.

—Lo odio —soltó haciendo un berrinche.

El mayor se agachó para estar a su altura, le sonrió y acaricio su cabello para luego decirle—: yo también te quiero sunggie.

Inevitablemente, el pequeño se había sonrojado, pero, eso no cambia el hecho de que siguiera enojado; así que, tomo el brazo de su hyung y lo entro igualmente al agua.

—¡Han Jisung! Hiciste que me mojara— el mayor empezó a hacer un berrinche aún mayor causando que el más pequeño le mirara con gracia y cierta burla.

—Vaya, y yo soy el menor.

—¡Calla!

MinHo se aseguró de dejar a Jisung en su casa, por suerte no quedaba muy lejos de la suya así que quiso dejarlo de paso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


MinHo se aseguró de dejar a Jisung en su casa, por suerte no quedaba muy lejos de la suya así que quiso dejarlo de paso.

Jisung entro a su casa silenciosamente, aunque fue inútil porque no había nadie en casa así que a nadie le iba a importar si hacía o no ruido.

Mientras, el pelinegro caminaba tranquilamente hacia su casa, hasta que vio al padre de Jisung, el cuál estaba sumamente borracho con una botella vacía en la mano. Por lo que dedujo, iba a su casa y eso le preocupo en demasía, ¿Debería preocuparse? ¿Sería capaz un padre de hacerle daño a su hijo?

—¡Han Jisung! Ven a resivir a tu padre— El viejo río fuertemente tratando de ingerir más de lo que había en la botella vacía en su mano, al no tener suerte se molestó y arrojó está misma a la pared generando una gran mancha—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¡Han Jisung! Ven a resivir a tu padre— El viejo río fuertemente tratando de ingerir más de lo que había en la botella vacía en su mano, al no tener suerte se molestó y arrojó está misma a la pared generando una gran mancha—. ¡Dios! ¡Han Jisung ven a limpiar está porquería!— hipo.

El mencionado recién había salido de tomar una ducha, y aunque estaba asustado, sabía que debia atender al llamado de su padre, así que, corrió hacia la dirección en la que era llamado, al llegar se arrepintió porque lo primero que sintió; fueron unas manos recorriendo su cuerpo.

Sentía demasiado asco.

Las lágrimas empezaron a salir al sentir como mordía su cuello, le ardía, era como si le quemara, odiaba esa sensación.

No podía, por más que intentará esas asquerosas manos no dejaban de tocarlo, no podía en contra de ellas y eso le causaba demasiada impotencia.

Por mala suerte para el mayor, y buena para el menor; el viejo había dejado la puerta de la casa abierta, y tal vez... Cierto pelinegro lo había seguido intranquilo por su conciencia.

MinHo agarro lo primero que vio, en este caso fue un jarrón de decoración, con este, le dió en la cabeza al mayor dejandolo así inconsciente.

𝕻𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora