❝OO3┊di mi nombre❠

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Como si de una fuerza sobrenatural se tratara, al momento de que pusieron un pie en aquella desconocida mansión, los ocho fueron dispersados individualmente hacia lugares distintos en ésta sin darles oportunidad de protestar o emitir una sola palabra.

Miraron sus vestimentas y asustados exclamaron diversas oraciones que hicieron eco por el lugar, ayudándoles un poco a guiarse para llegar al resto.

― ¿Qué nos ha pasado? ―pregunto con algo de temor Yeosang mientras tocaba unos mechones de su ahora cabello azabache.

―Hyung te ves raro con el mullet. ―comento Jongho mirando a Hongjoong quien ahora tenía su cabello café en un tono claro y brillante.

―Es extraño, al momento de entrar cambiamos totalmente. ―ignoro el comentario del menor, se sentía raro con el cabello largo, pero no se quejaría, no sin antes saber que se escondía en aquella mansión.

Seonghwa, quien ahora era rubio, se alejó del grupo en cuanto Yeosang lo hizo. Le siguió con la mirada, también curioso de lo que estaba explorando ahí, las voces de los demás se hicieron cada vez más ligeras hasta que ya no se escuchó nada.

Por un momento de distracción perdió al azabache y ahora él se encontraba en una habitación distinta a la que se suponía había estado durante breves segundos: era un cuarto de paredes grisáceas con una luz brillante encima de lo que parecía ser un cuadro levantado en pequeño y grueso que tenía seis sillas de metal. Lo curioso era que estaban separadas por una cortina de cristal frente a la otra.

Aun no podían describir a la perfección el lugar, sus ojos captaban rápidamente lo que veían y era algo difícil procesar porque estaban allí. Y digo estaban porque ahora Seonghwa no era el único ahí, Wooyoung y Yunho estaban con él mirando curiosos el lugar donde se encontraban.

Caminaron hacia enfrente, curiosearon un poco más a pesar de que no había mucho que admirar o ver, dieron la espalda al cristal frente a ellos posando sus ojos en las paredes grisáceas las cuales eran paredes equis ante cualquiera que las viera, pero ellos tres parecían estar enfocados como si algo se escondiera ahí.

Yunho fue el primero en voltear cuando sintió cambiar la temperatura, la luz de arriba parpadeo, acto que llamo la atención de los otros dos. Voltearon y miraron lo mismo que Yunho veía: tres siluetas sentadas y vestidas completamente de negro.

―Es un viaje inútil, no lograran deshacerse de nosotros. ―hablo el otro yo de Seonghwa.

―Nosotros prevaleceremos sobre ustedes. ―esta vez hablo el de Yunho.

―Y escapatoria no tendrán nunca. ―con una sonrisita socarrona hablo el de Wooyoung.

Wooyoung tomo asiento encarando de frente a su otro yo y sonrió de la misma forma que el otro lo hacía.

―No si antes nosotros les damos pelea.

[···]

Asustado miraba hacia abajo, hacia donde sus pies estaban pisando: cristales rotos por doquier, toda la habitación estaba llena, no había ni un solo centímetro limpio de este rastro confuso de cristales de espejo rotos.

No sabe cómo llego ahí, pero estaba solo.

No había ventanas, no había rendijas, solo una puerta por donde había entrado, San se mantuvo quieto mirando a su alrededor tratando de entender porque lo había guiado lo que sea que lo haya llevado ahí si ni siquiera podía sentarse a gusto a tratar de pensar una razón.

Estaba confundido desde el inicio de su llegada a la isla, lo estuvo mucho más cuando extendió su mano y aquella mansión apareció frente a sus ojos. Hipotéticamente parecía estar encerrado en una jaula a pesar de que no tiene rejas o cadenas porque algo le impide irse y ese algo era desconocido y quería descubrir que era.

ᴀɴꜱᴡᴇʀ | ᴀᴛᴇᴇᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora