El comienzo, conociéndose

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Cartagena de Indias
Dos años y medio atrás

Era virgen.

Había decidido dejar de serlo esa noche.

Tenía veintidós años y salía con Javier Cortés desde hacía tres
meses. Él la presionaba para llevársela a la cama, pero no era por eso que había tomado la decisión; presentía que se estaba perdiendo de algo importante en su vida. Quería a Javier y le daría la sorpresa.

Estudiaba el último año de Literatura en la Universidad Javeriana en Bogotá. Había ahorrado y planificado el pequeño viaje con meses de antelación. Con Javier y una amiga decidieron viajar a Cartagena para asistir al "Hay Festival". Habían alquilado un apartamento en Bocagrande por seis días. Dejó de prestarle atención a la charla, su mente estaba en todo lo que tenía planeado para esa noche.

Observó por entre la gente. No vio ni a Javier ni a Carolina. En vista de su distracción, renunció a quedarse en el salón de conferencias.

Pensó que tendría tiempo de hacer algunas compras para la cena, antes de la otra charla sobre autores Latinoamericanos. No quería perdérsela. Salió sin demora hacia el supermercado.

Dejó las compras en el apartamento y volvió de nuevo al centro de convenciones, la charla duró dos horas. Al salir, decidió dar un paseo por la ciudad amurallada. ¿Dónde estaría Javier? Se sentó en la terraza del hotel Santa Clara. Era un pequeño lujo que deseaba darse desde que había llegado a la ciudad.

A Carolina no le faltaría compañía esa noche. Prepararía la cena: espaguetis vegetarianos, una botella de vino, pan de ajo. Comerían primero. Luego iría a su habitación, estaba indecisa sobre el baby doll transparente, sabía que lo dejaría con la boca abierta, pero no estaba segura de hacerlo. Carolina que era más desinhibida lo haría sin pensarlo dos veces, podría intentarlo. Ordenó a uno de los camareros que pululaban por allí una bebida helada.

La había observado toda la tarde.

Le atraía cantidades.

En la charla sobre autores Latinoamericanos en el Centro de
Convenciones se preguntaba qué era lo que le llamaba la atención de esa mujer. Había mujeres más acordes con su personalidad. Pero no, se sentía atraído hacia una muchachita que parecía recién salida del colegio.

Aunque era preciosa...

Lo primero en lo que se fijó fue en su cabello, largo y liso, de color negro. Estaba de espaldas y, curioso por verle la cara, se sentó en diagonal a ella para observar su perfil, pero lo que lo dejó sembrado en su sitio fue que al voltear ella a corresponder el saludo de alguien, se encontró con los ojos y la boca más hermosa que había visto en su vida.

Tan pronto terminó la charla, sus pasos lo llevaron detrás de ella por un recorrido que desembocó en el hotel Santa Clara.

¿Qué hacía un empresario del calibre de Esteban San Román en el "Hay Festival"?

Los periodistas de la prensa rosa dirían que estaba tras una escritora o artista de las que concurren al dichoso festival. Los más mercantilistas, seguro, pensarían que el verdadero motivo para estar en el evento más importante de la literatura en Latinoamérica era entrar al negocio de las editoriales.
Lo que nadie adivinaba era que Esteban estaba allí por pura coincidencia. Había estado reunido el día anterior con un grupo de extranjeros interesados en invertir en el país. Le gustaba la lectura y aprovechó el marco del festival para ponerse al día. Le encantaba asistir a las charlas de los diferentes autores, tenía libros en cantidad, podía disertar desde los últimos nobel de literatura hasta el último betseller de Stephen King, pasando por los clásicos de siempre. Esa tarde volvería a la capital.

De vuelta a tu amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora