«La Fiebre» ՞

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[POV: Narradora]

[Presente]

La sacerdotisa se encontraba en su oficina, estaba exhausta y requería de un descanso, así que cuando mayoría estaban distraídos está se escabullio hasta su escondite sin alertar a ninguna de las mikos y las demás personas que residían ahí.

Su mente aún estaba hecho una enredadera de emociones mientras que su mirada y cara expresaban serenidad, estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se percató de la tormenta que se acercaba. Al llegar al lugar se encaminó a una estantería y saco un libro para luego ir a otra estantería y sacar otro libro, uno era su diario personal y el otro era su libro favorito "Una leyenda de de espadas"; Se sentó en la silla y comenzó a escribir en su diario, puso la fecha para luego poner "Hoy tuve que visitar a los afectados, había unos niños que jugaron con mi cabello, fueron bastantes gentiles. +2 puntos de energía" al terminar esto se mantuvo en una pequeña pausa antes de suspirar, había logrado la paz al fin pero aún tenía que arreglar los estragos y ayudar a la gente afectada por la guerra, está se frotó la barbilla antes de cerrar el diario y ponerlo de lado con una mano mientras que con la otra acercaba el libro que se iba a leer.

Pasaron unos 15 minutos hasta que la sacerdotisa bostezo, no había podido dormir bien últimamente por el exceso de trabajo; está no se quería dormir ya que tenia que volver pronto a el Santuario pero no aguanto mucho contra el sueño, acostó su cabeza sobre un montón de libros y cerro los ojos lentamente hasta que al final se cerraron por completo y se durmió.

[POV Gorou]

Hoy el entrenamiento fue un éxito, se pudo llevar a práctica algunas llaves con algunos soldados pero por esto mismo me ensucie mucho y sude, al terminar el entrenamiento me dispuse a ir a dar un patrullaje en los alrededores cercanos al Santuario y luego partiría hacia mi hogar para poder limpiarme el sudor y limpiar mi armadura, pasaba por enfrente del Santuario cuando unas mikos me llamaron la atención "¡General Gorou!" gritaba una de ellas mientras que hacía unos gestos con sus brazos para terminar de llamar mi atención.

Al llegar donde estaban ellas me percaté de que estaban alteradas, las observé con detenimiento antes de que una de estas habló y dijo "No hemos encontrado a Su Excelencia, la vamos buscando 2 horas, no sabemos de su paradero y se avecina una tormenta" dijo una bajando la mirada avergonzada y la otra siguió "Necesitamos de su ayuda para encontrarla, General" se me alzaron las orejas de forma inconsciente, me preocupaba el bienestar de Su Excelencia y era extraño que desapareciera por tanto tiempo, me sacaron de la burbuja cuando una de las mikos volvió a hablar "Hemos escuchado de algunos de los soldados que usted tiene un gran sentido del olfato, es nuestra última esperanza de encontrarla antes de que la tormenta llegué, porfavor ayúdenos" rogó la miko con una cara de súplica, me sentí avergonzado de lo que los soldados le habían contado pero no podía negar que tenía un buen olfato, suspiré y dije "No se preocupen, les ayudaré a encontrar a Su Excelencia" las mikos me hicieron una reverencia y me agradecieron antes de continuar supervisando el Santuario Sangonomiya en la ausencia de Su Excelencia.

Me pasaba por los alrededores del Santuario Sangonomiya hasta que obtuve un pequeño rastro de un sutil olor dulce que llamó mi atención, era el de Su Excelencia, me encaminé a donde esté me guiaba, parecia que iba a la aldea Bourou ya que el olor dirigía a esa dirección hasta que tomo otro camino al lado opuesto de la aldea, se me hacía raro pero tampoco me sorprendió ya sabía que Su Excelencia era una persona que prefería un lugar callado y tranquilo.

«La Princesa y el General» ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora