Posesión

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Contengo el gemido en mi lengua y abro mis ojos hinchados, pero no me doy la vuelta para enfrentar a mi intruso

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Contengo el gemido en mi lengua y abro mis ojos hinchados, pero no me doy la vuelta para enfrentar a mi intruso. Sé que él está allí, pero no puedo dejar que me vea así: los ojos enrojecidos con lágrimas y la polla dura y palpitante en mi mano. Ya me ve como un bárbaro, alguien que corrompe su pequeña existencia perfecta y la reemplaza por algo salvaje y depravado. A lo mejor sí lo soy. Tal vez en realidad soy el villano en esto. No sería la primera vez.

La puerta se cierra, y suspiro de alivio y exasperación. Ha visto lo que necesita ver. Volverá con Mingyu, dándose cuenta que su lugar estaba con él todo el tiempo. Y yo... yo era solo un comodín.

Unas manos cálidas se envuelven alrededor de mi cintura, y me estremezco ante la sensación inesperada de piel suave, un contraste de la mía. Miro sus manos sobre mi estómago a medida que Kook pasa sus dedos por mis abdominales. Quiero preguntarle qué está haciendo, pero tengo mucho miedo de que se detenga. Solo quiero que me toque, incluso si es una mentira.

Sus manos se hunden más, y me estremezco cuando envuelve una palma alrededor de mi longitud aún endurecida, hinchada por persistir al borde de la liberación.

— Kook — gimo a través de un sollozo. No puedo decir si es por placer o dolor.

— Shhh — susurra, sus labios en mi piel — Solo déjame hacer esto. Por favor.

Él besa mi espalda mientras su mano acaricia mi polla lentamente. Vibra violentamente bajo sus dedos, la excitación y la anticipación corriendo por las venas rígidas. Sus dedos acarician la punta antes de girar su muñeca y tomar todo en su mano, apretando con perfecta presión.

Con el calor de su piel apretando mi calor abrasador, la sensación resbaladiza del agua caliente y sus labios arrastrando besos en mi espalda, me estoy ahogando en sensaciones. Se siente tan bien aquí, tocándome, explorando las partes más íntimas de mí. Con su mano todavía follándome, la otra estirándose para acunar mis bolas. Gira su mano alrededor de mi polla con cada estocada, y luego tira suavemente con la otra. Estocada, tirón, estocada, tirón.

No es doloroso, pero la mezcla de sensaciones me está volviendo loco. El agarre giratorio de su mano en mi polla me da ganas de correrme, chorreando mi semilla por toda la pared de la ducha. Sin embargo, el suave tirón en mi base me obliga a contenerme, prolongando el placer intenso.

Estoy jodidamente asombrado.

La necesidad de tocarlo, besarlo, se vuelve abrumadora, y de mala gana me doy la vuelta para mirarlo. Veo que esos ojos se ensanchan con asombro mientras se fija en mi cuerpo desnudo, mi polla erguida y orgullosa. Roza su muslo, todavía cubierto por su pans, ahora completamente empapado. Su ropa se adhiere a su cuerpo mojado como una segunda piel, y su cabello rojizo se pega al azar sobre su rostro.

— Yugyeom... — susurra, su mirada estudiando cada centímetro de mi silueta. Sus labios tiemblan, ya sea por miedo o por estar húmedos y fríos — Eres... eres hermoso.

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