Dos polos opuestos destinados a encontrarse.
Kousuke Hirahara, un hombre frío e indiferente que solo le importa el trabajo y lo que los demás piensen de él. Pero todo cambia cuando conoce a Lia, cuya mirada y dulzura lo descolocan por completo, sie...
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–Creí que no ibas a venir –Kousuke miró de reojo a su hermano menor mientras tomaba otro sorbo de su café–. Veo que me equivoqué.
–¿Por qué no vendría? –Yeong-gi se apoyó en el respaldo de la silla, desviando su mirada hacia Lia–. Me lo pidió una amiga.
–Como siempre haces todo lo posible por evitarme...
–¿Y quién no lo haría? ¿Ya te viste la cara? Ah, seguro que no. Apuesto a que los espejos se rompen antes de que puedas mirarte...
El ambiente se volvió tenso, pero Kousuke no estaba dispuesto a caer tan fácilmente en las provocaciones de su hermano... No en presencia de aquella chica.
–¿Quieres un té? –indagó el mayor, intentando mantener un tono neutral, aunque su semblante delataba un leve disgusto.
–¿Es broma? Sabes que lo detesto –increpó Yeong-gi con evidente desagrado.
El castaño hizo una ligera mueca de sorpresa fingida mientras respondía: –Qué raro. ¿Acaso a tu nana no le encanta el té?
–¿Y qué? –exasperó el pelirrojo.
–¿Quieres que te explique todos los beneficios que tiene el té?
–¿Y tener que seguir escuchándote? No, gracias.
Lia, sin saber exactamente qué pasaba entre los dos hermanos, comenzó a sentirse sofocada con la tensión palpable en el ambiente. Se preguntaba a sí misma cómo es que había terminado en medio de un conflicto familiar que continuó y se intensificó cada vez más con comentarios sarcásticos lanzados de un lado a otro.
–¿Acaso tu abuela no te hizo el desayuno que esperabas esta mañana? –indagó Kousuke son visible sacarsmo, pero cuya paciencia parecía estar llegando a su límite–. Eso explica el mal humor que tienes.
–Ja, muy gracioso. Deberías ser comediante –contraatacó Yeong-gi, cruzando los brazos con una expresión de desdén.
–¿Cuándo cambiarás tu actitud? Soy tu hermano mayor, merezco respeto –dijo Kousuke con un tono de autoridad que parecía no impresionar a Nol en lo más mínimo.
–Pff... sigue soñando.
Lia, quien sabía que estaba de más en esa mesa, finalmente habló: –Parece que necesitan hablar... sobre lo que sea que esté pasando –ambos hermanos voltearon hacia ella cuando se levantó de su asiento, preparándose para marcharse del lugar–. Así que será mejor que me retire...
