Dos polos opuestos destinados a encontrarse.
Kousuke Hirahara, un hombre frío e indiferente que solo le importa el trabajo y lo que los demás piensen de él. Pero todo cambia cuando conoce a Lia, cuya mirada y dulzura lo descolocan por completo, sie...
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Era sábado por la noche, y las chicas terminaban de arreglarse para la fiesta de antifaces. Lia portaba un vestido azul marino corte evasé, que hacian juego con sus tacones; Rika lucía un vestido esmeralda y Maya uno negro; mientras que Shin-ae... ella estaba recostada en la cama, leyendo cómics de lo más campante.
–Eh... Maya, ¿tienes algún otro cómic para prestarme? Este no me gusta demasiado. ¿No tienes alguno de superhéroes?
–En vez de leer cómics, ¿¿no deberías prepararte??
–Yo ya estoy lista, ustedes están tardando mucho.
–Bromeas, ¿no? –Rika arqueó incrédulalas cejas y reprimió un suspiro–. Shin-ae, no puedes ir con ropa deportiva a una fiesta así, ¡tienes que arreglarte!
–Además, Lia te compró un lindo antifaz, y se ve demasiado costoso como para que lo uses con ropa deportiva –reveló Maya, mostrándole el antifaz entre sus manos.
–Saben que solo voy por la comida –confesó Shin-ae–. No voy a comer tanto si me pongo un vestido ajustado. ¡Así estoy mucho más cómoda! Y en todo caso, ni siquiera tengo vestidos. Son lo peor.
–Ese vestido es holgado –señaló Maya, arrojándole un vestido color morado–. Vas a poder comer hasta reventar sin ningún problema.
–Ahora quítate la ropa –dijo Rika con una mirada picara, y Shin-ae se avergonzó al instante–. ¿Qué? ¿No querías ser estríper?
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Pasada la media noche, las amigas llegaron a su destino: el Centro de convenciones Hirahara.
–Bien chicas, preparen los antifaces. ¡¡Ya llegamos!! –anunció Rika con entusiasmo–. Les prometo que será genial.
