Nosotros

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Seguro que en algún idioma ternura se escribía Shia. No se atrevería a decírselo porque ella no querría oírlo y también sabía ser un pelín aterradora cuando se enojaba. Pero verla allí en el sofá, acurrucada bajo la manta de spiderman que tanto criticaba, mientras miraba videos de YouTube y movía la cabeza a lo que seguro ella creía era el ritmo de la música, era muy tierno.
Su chica tenía dos pies izquierdos y era sorda a los tonos. Tenía el don de no acertar ni una sola nota, ni un solo paso en una canción entera, pero todo lo hacía con tal pasión y se divertía tanto, que estaba seguro que jamás alguien le había dicho algo al respecto.

Shia notó algo moverse por el rabillo del ojo y supo que Hyuk había salido de su habitación. Cambió levemente de posición y corrió la tableta en una muda invitación, que nunca sería rechazada. Sólo unos segundos después él había saltado sobre el sofá y estaba acostado de brazos cruzados con la cabeza apoyada en su regazo y mirándola con una enorme sonrisa.

-Hola.
-Buenos días. ¿Ya desayunaste?
Ella negó, no necesitaba decirle que lo había estado esperando, él lo sabía.

La sonrisa del chico perdió un poco de su brillo y ella decidió darle un pequeño beso intentando espantar lo que fuera que lo estaba preocupando.
Hyuk cerró los ojos un instante, disfrutó el corto beso y se puso de pie.
Desayunaron y se alistaron para salir, los viajes juntos ahora eran parte de su rutina, sin la necesidad de espiarse por los espejos.

Unas horas más tarde, cuando llegó al local no pudo evitar notar la tensión de Bin y la mirada esquiva de Jinwoo. Las cosas estaban yendo casi bien, era obvio que algo malo estaba a punto de pasar.
Su primer instinto era desconfiar de la relación que estaba comenzando con Shia. Todo era demasiado perfecto para ser cierto, y cuando la situación parece así, es que no estás viendo algo. No eran las exactas palabras que Tae siempre le decía pero era el significado. “Siempre espera lo malo en una situación que luce demasiado bien”.
Pero quizás no era allí donde los problemas iban a empezar, por la cara de sus amigos, era en el trabajo en lo que tendría que haber pensado primero.

-¿Qué es? -Soltó cuando regreso de dejar su mochila en el vestidor
-El jefe… Ha encontrado a tu familia. Lo lamento, no fue mi intención que esto pasara.
-Lo sé no te preocupes. Ya era hora de cambiar de trabajo de todas maneras.
-¿Vas a irte?
-Primero voy a cobrar lo que me debe y regalarle una advertencia amistosa. Pero seguramente para mañana todo esto no existirá y los tres necesitaremos trabajos nuevos.

El chico caminó hasta la oficina de su jefe, no estaba sorprendido, un hombre que monta un negocio como ése obviamente es muy ambicioso. La única lástima es que por tonto ahora lo perdería todo.
Entró y no saludó, sólo esperó un par de segundos a que el hombre levantase la vista para hablar.

-Dime que aún no lo has llamado.
-Tuve que hacerlo, estoy seguro de que está preocupado por ti.
Hyuk negó con la cabeza y le dio una sonrisa triste.
-Eso fue un error. Seguramente su equipo ya está juntando información sobre ti y éste lugar. Él no está preocupado por mí, está enojado conmigo, y se desquita en toda persona que me ayude a mantenerme lejos de él.

La sonrisa satisfecha que había teñido el rostro del hombre mayor desapareció.
-Pero yo no he hecho nada.
-Me diste trabajo.
-No sabía quién eras.
Había un leve tono de reproche que el más joven ignoró totalmente. No había santos en esa habitación, no tenía porqué sentirse culpable.

-No importa. ¿Le pediste dinero?
-Puede que le haya comentado que con un patrocinador podríamos evitar que bailes, así te concentrarías en tus estudios.
-¿Cuánto?
-No le di una cifra exacta.
-Que pena. Si tienes suerte eso sería lo que te pague por éste lugar antes de cerrarlo permanentemente.
-No puede quitarme el negocio por sólo diez millones. Era sólo una cifra para entablar una relación de negocios.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2022 ⏰

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