La campanita tintineo y Einar levantó la mirada de inmediato. La decepción se coló en su vientre cuando vió que fue un chico quien entró a la tienda. Gruñó ante lo ridículo que se estaba comportando.
Él no quería volver a verla. Por Diosa, debería estar feliz de que ella no se haya presentado en la floristería de nuevo.
Ya habían pasado casi dos semanas desde que Rain apareció y sólo la había visto una vez la semana pasada: Ella llegó en una motocicleta al minisuper que estaba al otro lado de la calle. Einar la miró por el ventanal de la floristería. Cuando la alfa salió con una bolsa en manos se topó con una chica y comenzaron a hablar. Él estiró el cuello con el ceño fruncido y fue cuando Rain se percató de que la miraba. Ella le sonrió y levantó el brazo para saludarlo. Einar solo desvío la mirada y se apresuró hacia el jardín trasero. Maldita sea.
Hace dos días él se había ausentado en la floristería por cuestión de la universidad de Criss. Gracias al cielo su pequeño parecía haberse olvidado de todo el asunto con aquella novia suya y las cosas volvieron a la normalidad, así que después de la universidad fueron a comer a su restaurante favorito y pasaron el resto de la tarde mirando películas. Cuando volvió al día siguiente sus empleados le dijeron que una chica lo había ido a buscar. Le dejó una nota:
Lástima que no pude verlo hoy, señor Barber. Me hubiera alegrado la mañana completa.
Espero que esté bien y mucho mejor.
Rain.Einar se rascó la mejilla para disimular el sonrojo que coloró todo su rostro. Tiró la nota a la basura; y cuando todos sus empleados se fueron: la recuperó, la limpió y la guardó en su billetera.
Se lamentó un poco el hecho de que la pequeña tarjeta hubiera quedado manchada gracias a unas rosas que habían caído sobre ella. Pero se sintió tan nervioso ante las miradas curiosas de Charlie y Dina que no supo que hacer. Lo que menos quería era habladurías de él entre sus empleados, de por sí era difícil trabajar con betas adolescentes, sería peor con ellos burlándose o diciendo que tiene algo que ver con esa chica. No quería verse como alguien capaz de cometer estrupo o algo así.Pero ahora estaba ahí. Esperando que fuera aquella alfa quien apareciera por la puerta cada vez que la campanita sonaba.
—¡Hola! —Einar levantó los ojos hacia la puerta justo cuando Rain entraba a la floristería. La miró mientras ella caminaba hasta el mostrador y se inclinaba sobre este para hablar con Charlie.
Einar no pudo evitar fruncir el ceño. ¿En qué momento se habían echo amigos esos dos?
No apartó la vista de ambos jóvenes conversando. Él por accidente rompió los tallos de las flores que estaba arreglando. Maldita sea...Esperó varios segundos, creyendo que la chica lo buscaría con la mirada a través de la tienda, o preguntaría por él, o algo. Ella no tardaría mucho en encontrarlo si lo hiciera, pues estaba frente al exibidor de los ramos. Pero parecía cómoda riendo con Charlie mientras éste le enseñaba su teléfono. Vaya mierda. De nuevo cortó mal una flor y la tuvo que desechar.
—¿Cómodo? —Einar habló y Charlie se tensó. Se había acercado a ellos con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Estaba incomodamente enojado. Pero no por Rain... Simplemente era molesto ver a su empleado tonteando y no haciendo su trabajo —¿No tienes cosas que hacer, chico?
—Si. Lo siento, señor Barber —Charlie se despidió rápidamente de Rain y se alejó del mostrador.
Einar se dió media vuelta para regresar a sus propios labores. Estaba dispuesto a ignorar a la chica. ¿No se supone que ella venía por él? Y aún así se puso a coquetear con el niñato de Charlie. Era increíble. No sólo era molesta, sino que interfería con la productividad de su florería. Primero lo distraía a él y después a su empleado. ¿Por qué le dejó una nota y después parecía más interesada en... ?
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Crisantemo.
Hombres LoboEinar es un omega, papá soltero y dueño de una floristería. Su vida es solitaria pero tranquila. Creyó que ya jamás tendría otra oportunidad en el amor después de que el padre de su hijo lo abandonara. Pero su vida sufre un caos total cuando conoce...