✞︎ 𝐸𝑝𝑖𝑠𝑜𝑑𝑖𝑜 #19

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El tal JungKook me dejó en el parque central de la ciudad. Lo único que dijimos en todo el camino fue nuestros nombres y más nada. El chico tenía un aura misteriosa.

De vez en cuando lo miraba de reojo y lo veía concentrado en la carretera.

Por unos momentos se me parecía al chico con el que me encontré en la cafetería cuando iba con Mysie y el que me extendió las llaves del auto cuando esta se emborrachó.

"Por favor Elysia, todos los coreanos tienen los mismos rasgos faciales" pensé.

Cambiando de tema, ahora me toca ir caminando hasta mi casa, que queda un poco lejos del parque.

Mierda, todo me pasa por andar de paranoica y no dar una dirección más cerca.

Caminando, iba pensando en Mysie. ¿Cómo estará? ¿Le habrá pasado algo?. Después la llamaré por el teléfono de mi madre. No la voy a llamar a las 3:00 AM aproximadamente. A lo mejor logró caer en un sueño y voy yo y la despierto, aunque dudo un poco lo del sueño.

Después de caminar creo que por más de 20 minutos, llegué por fin a mi casa. Saqué de mi bolso la llave que siempre cargo encima de mí, vaya a donde vaya.

Al abrir la puerta todo estaba oscuro. Dejé la maleta y la mochila en la entrada y las llaves las guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón. Subí a la segunda planta de la casa.

La puerta de la habitación de mi madre estaba levemente abierta, por tanto la abrí un poco hasta asomar mi cabeza. La mujer se encontraba en un plácido sueño, ignorando lo que pasa a su alrededor.

Si cae una bomba en la casa ni se entera.

Cerré la puerta y bajé para subir mis cosas hasta mi habitación, no sin antes pasar a por un vaso de agua a la cocina.

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Me desperté por unos pequeños y cuidadosos toques en mi hombro.

—Elysia —escuché una voz que no identifiqué pues estaba demasiado dormida—, Elysia —abrí mis ojos a como pude, osea, con toda la pereza del mundo.

Divisé la figura de mi madre sentada en la orilla de la cama con una radiante sonrisa y aún con su pijama. Rápido me correspondió al abrazo que le di por sorpresa.

—Te extrañé —sin darme cuenta ya tenía mis ojos cristalizados.

Estoy demasiado sensible últimamente. Me separé de mi madre y me miró para después decir que ella también.

—Te llamé a tu móvil pero decía que estaba apagado.

Cierto, aún no le he dicho a mi madre que mi teléfono se extravió en el bosque y después por arte de magia apareció en el interior de un indefenso animal. Recuerdo esa imagen y me dan ganas de vomitar.

—Lo siento mamá, es que se me perdió en el bosque —me excusé.

La mayor suspiró.

—¿Dónde tendrás la cabeza? —preguntó medio riendo y yo dí una risa nasal—. Anda, baja a desayunar —asentí.

Mi madre se levantó de la cama y se perdio de mi vista al pasar por el marco de la puerta.

Me dirigí al baño para asearme. Miré mi reflejo en el espejo. Mi cabello está echo un desastre y tengo la cara hinchada.

Al terminar de hacer mis cosas en el baño y darme cuenta que me había llegado la regla, me coloqué otro pijama puesto que en mis planes hoy no estaba la palabra "salir". Peiné mi cabello y lo dejé suelto. Me dirigí al cuarto de lavado con la ropa que me había quitado anteriormente, coloqué la ropa en la lavadora, después eché las cosas necesarias para empezar el lavado.

𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍 | 𝐉.𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora