𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍 | 𝐉.𝐉𝐊

✞︎ 𝐸𝑝𝑖𝑠𝑜𝑑𝑖𝑜 #5

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Eran las 6:30pm. Mi madre se tenía que quedar hasta tarde en su trabajo por complicaciones y cosas que a mis 17 años no entiendo. Mysie dijo que iba a venir a ayudarme con el atuendo y el maquillaje para la fiesta.

Ví que no llegaba, así que decidí meterme a duchar para ir adelantando en algo. Me lavé mi cabello y me depilé.

Salí de la ducha, me coloqué mi albornoz y envolví mi cabello en una toalla. Momentos después escuché como el timbre de la casa sonaba.

Al fin había llegado la señorita estilista.

—¡Voy! —grité desde el segundo piso.

Bajé la escaleras hasta llegar a la puerta principal. La abrí y definitivamente era mi amiga. Lucía un estupendo vestido rojo vino pegado al cuerpo. Tenía un escote muy pronunciado.

Se le veía realmente bien. Bueno, todo se le ve bien.

—Invítame a pasar ¿No? —preguntó cruzándose de brazos—. Muero de frío.

—Pasa, lo siento —me hice a un lado para que pudiera entrar a mi casa

—Bueno, por lo que veo te duchaste —comentó—. Anda, sube a tu habitación —ordenó.

Hice lo que me pidió y fuí hasta mi recámara. Ella venía detrás de mi.

Me senté en la cama y ví como sacaba un vestido de la bolsa que traía consigo.

Dios mío que vestido. Parecería que iba a unos premios y no a una fiesta de la escuela.

—Póntelo en el baño, sales y así veré qué tal —dijo con una sonrisa—. Aunque ya se que te va a quedar divino pero bueno, mejor veamos.

Fuí al baño. Me quite el albornoz y coloqué el atuendo en mi cuerpo.

Observé mi imágen en el espejo y de verdad que me quedaba bien.

El vestido era color azul oscuro. Largo. Escotado, bueno, es que toda la ropa para fiestas de Mys es escotada. En la pierna derecha había una abertura dejando esta a la vista.

Al salir del baño, Mysie captó mi presencia y se veía el asombro en su rostro.

—Dios mío, morí y estoy viendo una diosa —me sonrojé por lo que dijo.

—Ay ya —me tapé la cara con mis manos.

—En serio, te ves divina —afirmó—.Ahora solo queda el maquillaje y el cabello —dijo emocionada.

Me hizo sentarme nuevamente en la cama para maquillar mi rostro.

—Definitivamente el maquillaje natural es lo tuyo —dijo terminando el maquillaje y dando sus últimos retoques.

Retiró la toalla de mi cabello, sacó el secador de cabello de uno de los gabinetes y secó este para después hacerle unas ondas leves en las puntas.

—Estás preciosa —elogió mirándome —. ¡Oh! Se me olvidaba —se dirigió hasta la bolsa que traía y sacó unos tacones color blanco—, póntelos.

Los tomé y me los puse. Me veía elegante. No acostumbraba a vestir así. Me sentía un poco rara.

—Estamos listas. Vámonos —dijo tomando su bolso.

Hice lo mismo. En el bolso metí mi celular, un brillo de labios y el típico espejo para mirarnos buscando rastros de imperfecciones en nuestro rostro.

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Llegamos a la fiesta. Habían demasiadas personas y todas se me quedaban mirando, es que ver a la nerd en un vestido apretado y un poco seductor, no pasa dos veces en la vida.