𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍 | 𝐉.𝐉𝐊

✞︎ 𝐸𝑝𝑖𝑠𝑜𝑑𝑖𝑜 26

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Me desperté a causa de los gritos de mi madre diciendo que se me haría tarde para ir al colegio. Hice caso a sus peticiones y me levanté de la cama para ir directo al baño.

Puedo jurar que solo dormí treinta minutos. El sueño se logró apoderar de mí. Al llegar al lugar, me posicioné frente al espejo y fijé la vista en mi rostro. Unas ojeras de color oscuro sobresalían por debajo de mis ojos. Bajé la mirada hacia mi mano la cual estaba vendada.

En el vendaje yacía una mancha de sangre, de seguro me lastimé mientras dormía por ese corto tiempo.

Unos golpes en la puerta del baño me hicieron reaccionar.

—Elysia, apúrate ¿Si? —dijo mi madre desde el otro lado—. Se te enfriará el desayuno.

Hoy mi madre se había pedido el día libre así que no tenía que prepararme yo misma mi alimento.

—Ya voy mamá —le contesté.

Sin más que hacer seguí con mis actividades en el baño. Al salir decidí ponerme algo fresco puesto que estábamos en verano y no quería desmayarme por el calor. No me había dado tiempo a cambiar el vendaje a causa de los constantes gritos de mi madre.

Se me ocurrió que después pasaría por una farmacia, compraría lo necesario y me lo curaría si encuentro un banco o de lo contrario, en los baños de la escuela.

Una vez estuve lista me mire frente al espejo, tomé mi mochila y fui directo al comedor.

—Ya bajaste —comentó mi mamá—. Siéntate, ahora te traigo el desayuno —informó para perderse en la cocina.

Dejé mi mochila en una silla al lado mío y empezé a revisar mi teléfono en lo que llegaba mi madre.

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Ahora iba camino a una farmacia a comprar lo necesario para cambiar mi vendaje.

Mi mamá me preguntó sobre la marca de mi mano y le dije que al parecer anoche me había lastimado con algún vidrio.

Soy consciente de que llegaré tarde a la escuela, justo el primer día, pero prioridades son prioridades. Al llegar a la farmacia busqué entre los estantes alcohol, algodón y algo de gaza.

Cuando lo tuve todo entre mis manos, me encaminé a recepción para pagar. La mujer me dió una bolsa para meter las cosas y yo lo agradecí con una sonrisa.

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Estaba cambiando las vendas sentada en una banca, hasta que el sonido de mi celular decidió interrumpirte. Rodando los ojos y dejando de lado mi labor, cogí la llamada.

—¿Hola? —contesté.

—¿Dónde carajos estás? —preguntó Mysie al otro lado de la línea.

—Es que tuve unos atrasos, pero ya voy en camino —mentí.

—Te sugiero que te apures, ya entramos al aula —colgó.

Dejé el móvil de lado y seguí con mi trabajo. Se me estaba dificultando un poco acomodar el vendaje.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó una voz conocida a un lado mío.

Alcé mi cabeza para ver al chico que se encontraba a un lado mío.

—¡Oh! —exclamé sorprendida—, JungKook —el nombrado sonrió—, no gracias, estoy bien —mentí.