| ᴀᴜ ᴍᴏᴅᴇʀɴᴏ | sᴜsᴘᴇɴsᴏ |
❝ Takemichi Hanagaki nunca se consideró una persona normal. No estaba seguro de lo que significa serlo, pero si sabe que no lo es. Siempre se sintió diferente, equivocado y... mal.
Hasta que un misterioso asesinato remueve...
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❝ El amor es mi religión, pero él era mi fé, algo tan sagrado, tan difícil de reemplazar, amarlo fue como pecar, fue como caer en desgracia.❞
─────── Heaven | Julia Michael ───────
A Takemichi le gustaba caminar.
Disfruta de la sensación del pavimento bajo sus pies, lo único que es firme, fuerte e inflexible en su vida. Le gustaba el sonido de las hojas crujiendo en los árboles mientras el viento soplaba intentando hacerlas caer. Sobre todo, le gusta el silencio que provenía de estar solo, disfrutando de una relajante caminata con los audífonos en las orejas.
Siempre había personas a su alrededor que le impedían disfrutar de la soledad, pero en ese momento, cuando no iba a ninguna parte y nadie lo esperaba, podía fingir por un momento que nadie podía verlo y era la única persona en el mundo. Solo él era consciente de que estaba en un lugar y los demás en otro, en el mismo espacio, pero sin necesidad de estar juntos.
Ese sentimiento relajante de la soledad elegida le gustaba.
No tiene un camino específico a seguir. Solo caminaba por la ciudad hasta que tuviera ganas de detenerse, a veces caminaba por el centro de los suburbios o por diferentes barrios, siempre deslizándose entre la multitud de personas que sí tienen un camino a seguir. Ese día era una de esas ocasiones donde quería caminar sin rumbo, solo él y sus pensamientos para acompañarlo.
Llegó hasta un pequeño parque ubicado entre algunas tiendas y apartamentos de mediana altura, a simple vista se notaba tranquilo y solo unas pocas personas aprovechan el buen clima. Era la clase de parque que necesitaba refacciones y que durante la noche provocaría miedo.
Takemichi se sentó en uno de los bancos de madera y se dispuso a observar a los que lo rodeaban. Miraba a las personas en el parque preguntándose cómo sería ser ellos. Se imaginaba una vida siendo la madre que empujaba a su hijo en el columpio, el hombre paseando a su perro, los dos adolescentes fumando hierba debajo de las estructuras de juegos o la anciana que conversaba con dos mujeres de su edad.
Todos parecían llevar vidas simples. ¿En sus corazones también había oscuridad? ¿Eran tan felices como pretendían ser o también se sentían extraños en sus propias vidas? ¿Qué fue lo que hacía a esas personas tan diferentes a él? Mejor cambiaba la pregunta, ¿Qué fue lo que hizo que había ido tan mal para Takemichi? ¿Había tomado un giro equivocado en alguna parte?
Tal vez leyó las instrucciones para una vida normal equivocada y tropezó con un área desconocida, lejos de la seguridad de la multitud. Ahora estaba perdido entre extraños, errante, tratando de evitar que los lobos pudieran devorarlo en su papel de oveja. Había pasado toda una vida tratando de encontrar el camino de regreso a iniciar de nuevo, pero los árboles de la ciudad eran tan grandes que las estrellas se volvieron invisibles. Estaba a nada de llamar hogar a ese parque olvidado por el gobierno.
