Capítulo 3 "El comienzo y una visita inesperada"

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-Hija -mi mamá entra a mi cuarto con una expresión un poco seria.

-Que pasa -me giro para quedar frente a ella.

-Tu abuelo quiere verte, tiene algo que decirte.

-¿Pero está todo bien?

-Si, todo está bien -me deja espacio para que salga del cuarto. -Anda vamos.

-Esta bien -ambas salimos de mi habitación hacia la sala.

Ahí estaba mi nana hablando con mi hermano, pero cuando me vieron llegar dejaron de hablar.

-¿Y bien?¿Que pasa?¿Donde esta mi abuelo?

-Anda con tu papá, pero ya vienen -el tono serio de mi mamá me preocupa. Se escuchó el sonido del cláxon del picap de mi papá y los cuatro nos levantamos al mismo tiempo de los sillones.

Cuando abrimos la puerta; mi papá estaba frente a ella, pero vimos el picap y esté traía una carreta de caballos.

-¿Y eso papá? -apunto a la carreta.

-Ven conmigo pequeña -me toma la mano y me lleva con él. Abrió la puerta de la carreta y mi abuelo estaba adentro sosteniendo una hermosa yegua color negro con una mancha blanca en su frente.

-Feliz cumpleaños corazón -mi abuelo se acerca a mi y me da a la yegua.

-¿Es para mi? -le digo sintiendo mis ojos llorosos.

-Claro que si mi niña -me abraza.

-Feliz cumpleaños cielo -mi abuelo me suelta y voy con mi papá quién me da un beso en la frente.

-Feliz cumpleaños -se escucha desde la puerta de la casa y mi mamá, mi nana y mi hermano se acercan a mi. Todos me abrazan y me felicitan. Nos quedamos todavía un ratito más ahí afuera.

-Vaya -mi papá voltea al cielo.

-Parece que se avecina una tormenta -volteo al cielo y después con la yegua.

-Eso es -todos me miran con algo de sorpresa, -Asi se llamará.

-¿Cómo hija? -pregunta mi mamá.

-Tormenta -les digo mientras la abrazo.

Empecé abrir mis ojos lentamente. Todo me daba vueltas, me dolía la cabeza. Se empezó a aclarar todo a mi alrededor y me di cuenta que no estaba en mi casa, si no en un cuarto de hospital. Me dolía todo el cuerpo, como si una estampida me hubiera pasado por encima.

-Mamá -pronuncio esas palabras muy débil.

-Oh cielo, gracias a Dios que despertaste -se acerca y me toma las manos. -Estábamos tan preocupados.

-¿Qué pasó? -aún estoy algo mareada.

-Tormenta y tú tuvieron un accidente hija -ante su respuesta abro más mis ojos y comienzo a recordar. -Te tuvieron que operar la pierna por que te la fracturaste.

-Tormenta ¿Cómo está? -trato de levantarme un poco, pero mi mamá me detiene.

-Tranquila hija -hace que me vuelva a recostar. -Tu papá y tu hermano fueron a verla.

-¿Dónde está? ¿Quién la tiene?

-Está en el rodeo -me acomoda el cabello. -Anoche vino un muchacho a preguntar por ti -abro los ojos y la miro extraña por lo que acaba de decir. -Y de paso les dijo que Tormenta estaba en uno de los corrales del rodeo.

-¿Un muchacho? -ella asiente. -¿Que muchacho?

-Un tal Pablo no se que.

-¿Pablo? -me pongo a recordar. No conozco a nadie que se llame asi, excepto al vaquero que me topé ayer en las escaleras, -Ay no creo que sea él -digo en mi mente -Ni siquiera lo conozco, no tendría motivos para venir a verme ¿o si? - «Claro que si tonta, quién si no» me grita mi subconsciente. Trato de recordar su apellido. -No será Pablo Ramírez mamá.

Trueno de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora