𝐇𝐔𝐘𝐄━━ Su corazón era un dique pesado, su mente un foso profundo. Una imagen de rectitud, seriedad y misterio, sus labios siempre estarían cerrados a lo que había experimentado. La única prueba de su existencia era el tatuaje adherido a su muñec...
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1967-1968
Dos observó el arcoiris pintado en la puerta de la habitación. Se mantenía de pie sin ingresar, examinaba todo con ojos curiosos. Aunque le resultaba difícil asimilar la situación, Martin le había dicho que sería una aventura y un juego divertido. A su edad creía en cuentos y otras maravillas que le dijeran los adultos. No pudo replicar y accedió a continuar con todo después de escuchar las instrucciones de quien debía llamar padre.
— ¿Soy la única niña aquí? —cuestionó mirando a su alrededor. El pasillo estaba sumido en un inquietante silencio.
— Por el momento. -respondió con una sonrisa—. Te estaremos haciendo algunas pruebas, pero has sido muy cooperativa, mereces un premio. —dijo viéndola asentir con emoción—. ¿Cómo te dije que debes llamarme de ahora en adelante?
—Papá. —susurró mirando hacia arriba por la diferencia de tamaño—. ¿Puedo quedarme con el oso? —imploró con ojos brillantes a causa de las lágrimas. Solo era una niña pequeña que fue arrebatada de los brazos de su madre. Vestía una bata blanca con puntos negros y suaves pantuflas.
— No. —se lo quitó abriendo la puerta de la habitación arcoiris—. Pero si haces las cosas bien puede que te lo regrese. ¿Lo entiendes? Las recompensas vienen de la mano de buenos resultados. Es un intercambio, tú me das progreso y yo te doy diversión.
Dos asintió con labios temblorosos, miraba al suelo evitando derramar lágrimas. Recordó las palabras de Peter y tuvo miedo de ser castigada severamente.
— Bien hecho. —le acarició la cabeza—. Adentro, Peter te acompañará y dirá lo necesario.
A pasos lentos y temerosos ingreso en la habitación. Sus grandes ojos miraron de lado a lado, no tardaron en iluminarse al ver los juguetes bien acomodados. En seguida corrió teniendo confianza. Se río tomando un tren entre sus manos y pasándolo por el prístino suelo.
— Este lugar es una habitación de recreación. —le dijo sentándose junto a ella con las piernas cruzadas—. Papá te dejará venir aquí después de hacer pruebas contigo. —le sonrió haciendo una mueca—. Aunque... Si cometes un error, él te retirará este privilegio dejándote en tu habitación como castigo. —explicó siendo lo más breve posible—. Los juegos aquí también están diseñados para mejorar tu destreza.
— ¿Pue-puedo usar todos los juguetes que hay aquí? —preguntó enredándose con las palabras.
— Sí. —le sonrió—. ¿Quieres jugar con algo en específico?
Dos giró en busca de algo que llamara su atención. Sus ojos brillaban al mirar tantos juguetes, recordaba no tener ninguno, excepto el oso de peluche que el doctor Brenner le había arrebatado.
— Eso. —señaló el tablero en la mesa y se levantó caminando hacia allí. Sonrió tomando una de las piezas entre sus dedos—. ¿Q-Qué es?
— Un tablero de ajedrez. —imitó sus movimientos colocándose esta vez frente a ella. Sentado sobre sus propias piernas, Peter comenzó a acomodar las piezas en el tablero—. Te enseñaré. —le sonrió mirándola a través de sus pestañas—. ¿Quieres aprender, pequeña?
