One-Shots [Mandela Catalogue x lector/a]

[One-Shot 1| Jonah Marshall]

ENCUENTRO

Personaje: Jonah Marshall x lector/a

Advertencias: spoilers del Volumen 2

Categoría: Hurt/Comfort

Conducir a esas horas de la noche no era señal de buenos acontecimientos, mucho menos en el condado de Mandela, donde las alarmas mantenían expectantes y aterrorizados a todos sus habitantes. Aun así, eso no era ningún impedimento para ti, conduciendo a las cinco de la madrugada con un solo objetivo en mente: huir lo más lejos posible. Tal vez marcharte a Canadá o México, no lo sabías todavía, y planeabas improvisarlo durante el camino.

Ibas a abandonar aquella zona infestada de entes malignos, y jamás planeabas regresar. Algunos te tacharían de cobarde, o dirían que habías sucumbido a una paranoia colectiva, pero a ti te daba igual. Había demasiada evidencia como para ser una simple idea terrorífica que el gobierno había implantado a lo largo del condado.

Obviamente el momento más lógico para abandonar el lugar hubiese sido a plena luz del día, pero el miedo parecía haber empezado a atraerlos hacia ti. Si no huías ahora, podría resultar demasiado tarde en un futuro no muy lejano. Pero la oscuridad comenzaba a ser sofocante, y sentías que algo te vigilaba desde los asientos traseros, y el cansancio se iba acumulando con cada minuto que pasaba.

Frente a tu coche pasó otro, acelerando con una prisa inhumana. Miraste por el espejo retrovisor, comprobando si es que algún coche policial iba tras aquel que continuaba frente a ti, desapareciendo como un punto inexistente en la distancia. Al no ver nada, volviste a fijarte en la carretera, notando un escozor en tus ojos. Tenías sueño, y continuar conduciendo solo podría resultar en un accidente automovilístico. 

No querías detenerte todavía, temiendo encontrarte con algo que pudiese terminar en una tragedia, pero tampoco podías exigirle demasiado a tu extenuado cuerpo. Necesitabas descansar, y, para ello, encontrar un lugar donde aparcar.

Con ninguna opción más plausible por el momento, continuaste conduciendo, mirando varias veces a tus costados en búsqueda de un descampado en el que pasar el resto de la noche. Con poder dormir un par de horas podrías retomar el viaje nada más el Sol comenzase a extenderse por el horizonte.

El sonido retumbante del motor y las luces iluminando el camino lograban que pudieses mantenerte consciente, pero tus párpados pesaban y tu estómago se sentía hueco, pues la última vez que habías comido había sido hacía ya siete horas, cuando decidiste alejarte del condado de Mandela por tu propio bien. Al menos el hambre era un buen factor para no dormirte al volante.

Rasgando suavemente tus ojos, te sorprendiste al una vez más ver el coche que hasta hace nada había desaparecido por su alta velocidad. Esta vez se había desviado, dirigiéndose a un descampado que había por la zona. Quizás era otro viajero parecido a ti que, extenuado, prefería pasar el resto de noche en un campo antes que correr riesgos en la carretera.