De nuevo se sentía ansioso.
Aquél chico no parecía llegar. Se suponía que su horario de trabajo comenzaba a hasta 3:30 pm, justo después de clase y terminaba a las 11:00 pm.
Sin embargo, se dieron las 4:40 y el muchacho seguía sin llegar.
La chica que hacía el primer turno se miraba muy atareada, tomando las órdenes de helados de todos los que estaban ahí, y a su vez intentando ayudar con la preparación de los mismos.
Se removió incómodo de nuevo sintiendo algo extraño en la boca del estómago.
Le tocaron el hombre
—¿Necesitas ayuda?
Escuchó la voz de otro chico, sin embargo ni siquiera le prestó atención pues estaba muy ocupado pensando en cierto joven de cabello verde.
Negó rápidamente, sin mirar al chico a un lado suyo. Quien simplemente gruñó y se alejó de nuevo.
¿Por qué se demoraba tanto el venir? Pensó.
Finalmente aquél chico llegó corriendo a su puesto, diciendo algunas palabras hacia la chica que trabajaba ahí. Soul nunca fue bueno leyendo los labios, probablemente se estaba disculpando, no lo sabía. Nunca supo lo que dijo.
El pelinegro estuvo ahí hasta las 7:50 pm. Tomó de nuevo aquél libro que realmente jamás leyó en todo ese tiempo, puesto que solo era una excusa para ocultar su rostro y evitar que aquél joven le atrapara mirándole.
Ahora que recordaba, no es que el libro no le importara, de hecho parecía ser un excelente libro leyendo tan solo la contraportada. Simplemente que aquél chico le importaba más.
Le hubiera gustado leer al menos el prólogo, pero su mente estaba demasiado ocupado mirándolo.
Llegó a casa tranquilo, pues estar en esa linda heladería color cielo siempre le relajaba. Cenó con su madre, y después subió a terminar su tarea.
Le había mentido a su madre diciéndole que ya había terminado con tal de poder ir a la heladería, pero su madre no tenía que saberlo. De hecho su madre nunca lo supo.
A Soul no le gustaba mentirle a nadie, mucho menos a su madre, pero creyó que, al menos por es vez, podría hacerlo y tal vez decirle la verdad después. Sin embargo jamás lo hizo.
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Sky || KEESOUL
FanfictionA Soul siempre le gustó el color azúl del cielo, un color que ciertamente no estaba ahí, pero que podía ver. Un color que le hacía sentir como en casa. HISTORIA MUY, MUY CORTA