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Esa vez no pudo ir a la heladería.

Había tenido un leve resfriado, así que su madre le había prohibido rotundamente ir a aquella heladería. No quiso desobedecer a su madre.

Aunque quiso ver de nuevo a Keeho, se sentía más tranquilo en su casa sin aquél extraño sentimiento en su estómago.

Keeho me pone tan nervioso.

Hizo unas compras para su madre.

Eran aproximadamente las 7:20 pm cuando él caminó por las calles completamente solo con un gorro y una bufanda que su madre había tejido especialmente para él y con las dos bolsas de compras en cada mano.

Dobló la esquina, chocando con un pecho duro, por lo que supuso que era un chico.

Sin embargo no lo miró.

—Lo siento. —murmuró para después seguir avanzando.

Sentía mucho frío en sus manos. En esos tiempos las calles estaban tan heladas y ni siquiera era temporada de frío. El cielo no tenía ese lindo color azúl que tanto le gustaba. Eran de un triste gris que incluso pudo sentirse un poco deprimido.

Una fuerte mano tocó su hombro.

Sintió su corazón detenerse del miedo, pero entonces se relajó al mirar a Keeho con una sonrisa. Éste igual tenía un gorro sobre su cabeza.

Keeho sonrió ante la adorable vista del menor con su nariz y sus labios rojos por el frío.

—¿Necesitas ayuda?

—Yo puedo solo, gracias.

—Por favor. —insistió.

Ahí estaba esa mirada penetrante sobre él.

—De acuerdo.

Le tendió solo una bolsa al mayor, y éste le acompañó a casa en medio de una plática llenado de risas, tan tranquila, y al mismo tiempo tan inquietante pues esas sensaciones de nerviosismo permanecían en su cuerpo.

¿Él me gusta? Tal vez si...

Suspiró en cuanto estuvo dentro de casa.

—¿Quién era ese chico? —su madre le miró con los ojos entrecerrados— ¿Es tu novio? ¿Un amigo? ¿Un pretendiente?

—Sin comentarios. —dijo finalmente.

La verdad es que nunca supo lo que fueron.

¿Amigo? Apenas se habían conocido.

¿Pretendiente? Nunca hablaron lo suficiente como para que el mayor se interesara en él.

¿Novios? ¡Ja, ja, ja!

Sky || KEESOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora