Capítulo 8

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Holaaaa, pues es un domingo lluvioso jaja, y estuve algo ocupada, por eso apenas el capítulo.

Si me es posible, subo el que sigue en la semana jaja.

El miércoles subo actualización de "Ecuación de amor". ¡Muchas gracias por leer!

Recuerdo que los personajes e imágenes que aparecen en esta obra, no son de mi propiedad, yo solo creo historias raras con ellos como protagonistas.


Decisiones.

Capitulo 8: ¿Un error?

El silencio reinó en la habitación cerrada, el más joven de los jades, miró serio al de moradas ropas, tomando su muñeca para hacerle soltarlo.

La fuerza fue suficiente como para hacerle dar un par de pasos hacia atrás, chocando con la pequeña mesa de la habitación, que regó el contenido de la tetera en la superficie.

El contenido de la pequeña taza en las manos el Jiang, se derramó casi por completo en el suelo y logró salpicar las ropas de ambos en el proceso.

"Aquello..."

"Jaja ¿qué dirás? ¿Qué no pasó?"

El Jiang se soltó de aquel firme agarre con igual fuerza, sacudiendo sus propias ropas de los rastros del aromático té que apenas pudieron probar sus labios.

Con mirada sensual, se fijó entonces en el Lan y una sonrisa se divisó en sus delgados labios rosados, casi como una mueca perversa, pero llena de satisfacción.

Cerró los ojos entonces para poder recordar un poco de aquel momento en el que ambos cuerpos se habían unido.

Recordó los besos pasionales, la forma en la que le despojó de sus ropas y hasta de la rudeza con la que ató sus muñecas con la cinta de su frente.

Casi pudo palpar nuevamente el sudor de sus cuerpos, la piel cálida y blanca cual leche. Los jadeos al sentir como el enorme falo entraba en el, primero de forma dulce y con el transcurso de las horas, hasta dejarle casi sin poder caminar al día siguiente... recordar todo eso le hizo tragar pesado.

Abrió los ojos después, dejando la taza sobre la mesita y levantando con cuidado la ropa de una de sus muñecas, enseñando al de blanco, las marcas moradas que aún había en ella.

"Mira, aun quedan leves marcas de esa cinta tuya... dime algo, ¿conservas las mías en tu espalda todavía? ¿O fuiste a esa "laguna mágica" a que sanaran para que nadie se diera cuenta?"

La pregunta sonó cínica, confiada y hasta algo burlona, logrando que el de impecables ropas, frunciera el ceño lleno de molestia, tal vez, ira.

"Aquello fue un error."

"Jajajaja, ¿error? No. Un error es entrar a un cuarto equivocado cuando vas al comedor, no follar con aquel que dices y gritas al mundo que odias... porque eso dijiste aquella vez, ¿recuerdas? En la reunión de líderes... Cando fuiste en representación de tu hermano... ahh~ que conmovedoras palabras dijiste aquella vez, frente a todos... diciendo que no era capacitado para ser líder, que no me creías lo suficientemente apto, que a diferencia de tu hermano, nunca obtendría tu gracia..."

Después de aquellas palabras, unos segundos de silencio para después encaminarse hasta la cama, acomodando sus ropas con elegancia y porte altivo.

Se giró para ver al inesperado invitado y se sentó después en la superficie acolchonada. Le dedicó una seria mirada mientras cruzaba los brazos a la altura de su pecho y una pierna se posaba sobre la otra en elegante postura, pero eso sí, sin dejar esa cínica sonrisa.

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