CAPÍTULO: 6

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CAPÍTULO 6

Astrid se encontraba cansada, acababa de regresar de París. Acompañó a su esposo a una exposición de artes, pero solo recibir aquella magnífica noticia que su amiga le dio iluminó su día.

—¿Estás segura, amiga? ¡lo sabía, lo sabía! Eres mi héroe —gritaba de la emoción y daba brincos sin importarle que la miraran, estaba feliz. Cantaba y bailaba permission to dance de los BTS. Si algo no soportaba era ver sufrir a su hermano, fue gracias a ella que Susana desapareció de la vida de Terry, estaba ciego no veía los chantajes y la manipulación de esa arpía. En muchas ocasiones quiso hacerle ver la verdadera cara de Marlow, fracasando en el intento, hasta que sus súplicas se cumplieron y un día él decidió terminar con su novia tóxica.

Renovó energías después de recibir esa llamada, aun tarareaba una canción cuando un par de bellas mujeres entraron muy sonrientes, ella las recibió con su espléndida sonrisa, la rubia no dejaba de observar, la morena recorría con la mirada todo el lugar.

La chica de cabello negro se probó varios vestidos y al final se llevó uno en color púrpura.

—¿Eres la hermana de Terence? —preguntó la rubia.

—Sí, soy Astrid Graham. Bueno, Granchester de Graham—se corrigió y le sonrió, la observó de pies a cabeza como analizando y poniéndose alerta para defender a su hermano.

—Yo soy Candice White Ardlay —le dió la mano— Es un placer conocerla, Terry me ha hablado mucho de usted.

El sonrojo de Candy no pasó desapercibido para la intuitiva Astrid.

—Mucho gusto, espero que mi hermano te haya dicho solo mis virtudes —ambas rieron, charlaron por un rato.

Candy le agradó y le inspiró confianza a Graham.

—Bueno Candy, espero que no sea la última visita que me hagas y te aseguro que no he platicado con el tarado de mi hermano, pero en cuanto lo haga te juro que lo exprimiré y sabré todo de ti —la señaló con un dedo, se despidieron sintiendo ambas que habían hecho clip en ese breve lapso.

Las mañanas se habían vuelto las horas preferidas de Terence, entraba a su oficina con una gran sonrisa, saludando con amabilidad a cada uno de los empleados. Se sentía tranquilo pesé al asunto de la embustera de Sandra.

Recordaba con gran satisfacción la llamada que lo despertó. Era cerca de la una de la madrugada cuando el teléfono no dejaba de sonar, con renuencia se sentó y al divisar el nombre de la señorita Villers, no dudó en contestar.

—¿Te desperté, Terence? — instintivamente movió su cabeza en señal de afirmación, sonriendo al escuchar la voz de su amiga.

—Sí guapa, pero no importa, sabes que para ti siempre tendré tiempo —entre ellos había mucha confianza, se conocían desde que eran adolescentes, Lizzi no solo era la mejor amiga de su hermana sino también la hija de George, el abogado de la familia Granchester.

—Gracias, greñas —era el apelativo con el que siempre se dirigía hacia él, así lo apodaba su Astrid. Cuando lo conoció fue inevitable que se sintiera atraída por el encantador hermano de su amiga, pero Terry siempre la vio como a una niña, además fue amenazado por su hermanita de que ni se le ocurriera ilusionar a su amiga. Astrid siempre ha sido su adoración y aunque estalló en risas aceptó la promesa del meñique.

—Supongo que tienes algo para mí, si no por qué llamarías a esta hora.

—Supones bien, tengo en mis manos tu libertad. Te lo dije, si me hubieras hecho caso cuando te advertí en estos momentos serías un hombre libre. La tarea resultó sumamente relajante y fácil, te mande a tu correo el informe final, te llevaré a tu oficina la evidencia con fotos al 200% para que no te queden dudas —hablaba con orgullo y satisfacción. En su área era la mejor, muchos decían que había superado a su padre, pero para ella su padre era y siempre sería el mejor.

EL AMOR DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora