— ¡Yo contesto!— Anunció Tsuna animadamente al tiempo que se dirigía a paso apresurado hacia donde se encontraba el teléfono, cuyo característico sonido de alerta resonaba por toda la habitación— ¿Diga?—continuó amablemente luego de acercar el auricular a su oído.
— ¿Tsuna?— Inquirió una voz femenina desde el otro lado de la línea en un todo de voz que no dejaba ver rastro alguno de emoción. Dicha voz sonaba sumamente lejana, más el aludido la reconoció al instante.
— ¿¡Bianchi!?—Exclamó el peliplateado en un tono de voz que mesclaba alegría y alivio— ¡Qué bueno que llamaste! ¿¡Estás bien!? ¿¡Dónde estás!?—
Y es que hace una semana, la misteriosa y a veces peligrosa novia de Reborn recibió una llamada y salió corriendo de la casa a toda velocidad, con una expresión de profunda preocupación en su rostro y sin dar ningún tipo de explicación, tras lo cual no habían sabido nada de ella hasta aquel instante.
—Escucha, lo siento por haber hecho que tú y los demás se preocuparan por mí, pero ahora no tengo tiempo de dar explicaciones— Dijo la aludida a modo de disculpa en el mismo tono desprovisto de emoción que había utilizado anteriormente—¿Está Reborn cerca? Necesito hablar con él...—
—Entiendo, ahora iré a buscarlo...—Anunció el ojimiel amablemente, más no fue necesario, puesto que el Tutor ya estaba frente a él cuando volteó. Acto seguido, este le arrebató el auricular del teléfono desde sus manos en un ágil movimiento.
Dejando escapar un leve suspiro, Tsuna dio un paso al costado y se concentró en observar fijamente a Reborn, intentando obtener alguna pista acerca del contenido de la conversación en las expresiones faciales del Tutor, más este permaneció completamente impasible mientras se limitaba a formular preguntas breves como ¿Dónde estás?, ¿Cuándo volverás?, y responder con monosílabos.
— ¿Tsuna, podrías dejarme a solas un momento?— Pidió repentinamente el pelinegro, sorprendiendo al aludido.
— ¿Eh, por qué?—Preguntó el castaño con un leve rastro de confusión en su voz— ¿Qué podrías tener que hablar con Bianchi que no pueda escuchar?—
— ¡Nada que te incumba! ¡Deja de hacer tantas preguntas y ve a tu habitación o algo!— Exigió el tutor en un tono de voz que ponía en evidencia la molestia que en aquel momento sentía al tiempo que miraba fijamente a su alumno.
Comprendiendo que seguir insistiendo era completamente inútil y podría incluso resultar perjudicial, el ojimiel se volteó y subió las escaleras en dirección a su habitación a paso lento y de mala gana.
Una vez llegó a su destino, se recostó sobre la cama con la mirada fija en algún punto del techo y sin ser capaz de apartar su mente de lo que había sucedido instantes atrás.
¿Qué no le incumbía? Objetivamente hablando, aquello era cierto. Sin embargo, por muy ilógico e incluso egoísta que pudiese parecer, desde que escuchó la voz de la pelimorada a través del teléfono, algo dentro de él había insistido en que sus palabras ocultaban una crucial pista para comprender lo que estaba sucediendo últimamente y encontrar una explicación para la constante sensación de vacío en su corazón que experimentaba.
Al regresar ese día del cine, había narrado a medias lo sucedido allí a su madre y a Reborn ante la insistencia y preocupación de ambos. Desde entonces, a cada instante intentaba no pensar en eso con todas sus fuerzas, sin embargo, aquella extraña y angustiante sensación de que algo no marchaba bien, de que algo sumamente importante faltaba, se negaba a abandonarle sin importar lo mucho que se esforzara para distraer su mente y mantenerse ocupado.
Suspiró al tiempo que se cuestionaba a sí mismo cuánto tiempo más podría aguantar esa situación antes de que la locura lo consumiese por completo. Si de verdad había algo importante que faltaba, y encontrar ese algo era la única forma de aliviar la inquietud y tristeza en su interior, ¿Dónde se suponía que debía empezar a buscar? Después de todo, ni siquiera tenía la más remota idea de qué era lo que tenía que buscar, y lo único remotamente parecido a una pista con lo que contaba era el presentimiento de que la conversación telefónica que Bianchi y Reborn estaban sosteniendo en aquel preciso instante contenía alguna especie de información relevante para su búsqueda, y ni siquiera contaba con algún argumento lógico que respaldara dicha convicción ni tampoco conseguía imaginar de qué forma la pelimorada podría estar relacionada con todo esto. Sin embargo, rendirse y descartarla sin más significaría seguir exactamente igual que ahora, conviviendo con la angustia a cada momento, buscando a ciegas, sintiendo que cada día estaba más cerca de enloquecer.
![](https://img.wattpad.com/cover/35460252-288-ke05307.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Déjà Vu (5927)
Fanfic'...El vacío en mi corazón es la única prueba de tu existencia que me queda'