Six

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Ya había pasado todo un año desde que Horacio corto lazos con el ruso, fue enviado a Londres para tenerlo un rato en la policía, pero también había pasado un año desde que el director tenía al Gambino en sus instalaciones...

Era un tranquilo día de otoño, el director del FBI había hecho de las suyas con la ciudad, no había rastro de drogas ni malandros, es como si se hubiera vuelto la ciudad ideal para vivir.

Muchas personas le agradecían, otros le tenían al punto de que al verlo bajaban la cabeza como perritos, ese era un poder que amaba tener, ahora entendía un poco más a su hermana quien aparentemente estaba feliz con ese cambio.

Los agentes del FBI se mostraron preocupados y en contra de aquella nueva faceta, pero se adaptaron al ver la ciudad más pacífica, así que solo siguieron órdenes sin rechistar, por más cuestionables que fueran, aún si eso los hacia escuchar los gritos y llantos de dolor de cierto italiano.

—Cuales son los movimientos de la ciudad esta semana -pregunto el de cresta roja con una leve sonrisa en sus labios y brazos cruzados-.

—Todo va en orden por la ciudad, no hay nada fuera de lo normal, nuestros informantes de la banda incluso están sorprendidos de que no haya movimiento -informo Pamela con una sonrisa-.

—Bueno, no ocurre nada en tierra -Blake llamo la atención de todos- pero aparentemente hay... "piratas".

—¿Cómo? -pregunta Horacio pensando que escucho mal-.

—Hay unos tipos diciendo ser piratas, les roban a los pescadores y buzos.

Frunce el seño extrañado —Blake, J, encarguense de eso, no creo que sea tan grave, pero sigue siendo un problema para los que trabajan en el mar, cuento con ustedes.

Ambos hombros asintieron con una mirada sería, H volteo a ver a Gael.

—¿Novedades?

Inhala tomando bastante aire —No jefe, todo está bien, nada fuera de lo normal, creó...

—¿Cómo que "creó"?

Todos intercambiaron miradas exepto aquellos dos que solo se concentraban en ellos mismos, cosa que ponía al agente bastante nervioso.

—Sus ataques de ansiedad han disminuido muy poco.

—¿Cuando son más recurrentes?

—Igual que siempre, en la noche tras unos minutos de sueño.

Horacio cubrió sus labios con su mano ocultando una sonrisa de satisfacción.

—Talvez deba verlo yo mismo. Se acabó la reunión, pueden retirarse.

Todos los agentes abandonaran la sala de reuniones para continuar con sus actividades cotidianas de patrullaje o en el caso de otros patrullar el mar en busca de piratas. El moreno fue hasta los vestidores quitándose la ropa de FBI y poniéndose algo más cómodo, unos pantalones ajustados que hacían relucir sus glúteos y una blusa delgada manga larga con los hombros descubiertos, se miro al espejo y se lanzó un beso.

Salió del edificio hasta su auto y condujo hasta una zona de la ciudad donde habían muchos negocios deteniéndose en el estacionamiento de una zapatería, puso seguro al auto y entro al local de pisos de madera, paredes blancas y repisas negras llenas de zapatos, tenis, sandalias, etc. Miro los zapatos planteándose cuáles podrían ser mejores para aumentar su gran repertorio de calzado.

—¿En qué puedo ayudarle?

Escucho una voz a sus espaldas, volteo viendo a un chico trajeado de ojos azules con lentes graduados y cabello castaño con un mechón de pelo color blanco, que a simple vista se veía que estaba de raíz, no era teñido ese color tan extravagante.

—No lo se -respondio viendolo sorprendido para dirigir su mirada a él gafete en el pecho del chico- ...T~toni... -lo mira una vez más a los ojos-.

Baja la mirada nervioso —¿C~cual es su talla? -aprieta los ojos un par de veces-.

—L, cualquier cosa es buena, mientras más colorido mejor.

—E~espere un momento por favor.

Toni fue a la trastienda a paso rápido y alzar estar fuera de la vista del director se recargo en la pared tomando difícilmente bocanadas de aire, su estómago se estaba revolviendo y cubrió su boca con ambas manos volteando a todos lados hasta ver un bote de basura dónde poto todo lo que había comida hace un par de minutos.

—¿¡Está todo bien!?

Escucho desde la parte de enfrente, su cuerpo estaba temblando ¿Porque la presencia de aquel hombre lo estaba perturbando tanto? No lo conocía de nada, pero tenerlo cerca le inquietaba a niveles terribles.

—¡Si! ¡Ya voy!

Limpio el par de lágrimitas que salieron de su ojos y su boca con un papel, después de atender a ese tipo se lavaría la boca adecuadamente.

Suspiro y saco del bolsillo de su traje un frasco de pastillas de la cual se tomó una en secó, lo guardo y volvió a su trabajo fingiendo una sonrisa.

Tomo una caja de zapatos que le había llegado hace poco, por lo poco que vio al sujeto le había notado un estilo llamativo, lo cual era perfecto, volvió con Horacio sujetando la tapa, el mayor miro la caja y al ser abierta sus ojos se iluminaron de la sorpresa y belleza.

—¿P~puedo? -acerca su mano a los zapatos-.

—Adelante.

Eran unos botines negros con brillantes y con unas enormes alas de mariposas sobresaliendo a los lados, tomo una entre sus manos apreciando lo hermosas que eran.

—Son bellísimas... las quiero -lo mira a los ojos-.

—Emm -deja la caja en una de las bancas- serían 49 dólares.

—Mi tarjeta -se la da-.

Toni tomo la tarjeta rápidamente volviendo a agarrar la caja y fue al mostrador para cobrar los zapatos, comenzó a rascarse la mejilla de los nervios, no quería ser grosero pero realmente esperaba que ese hombre se fuera.

—¿Se encuentra bien? -pregunto el francés fingiendo inocencia- se ve pálido.

—S~si, solo... creo que estoy cansado -se quita los lentes- listo -le de vuelve la tarjeta- disfrute su compra -guarda la caja con los zapatos en una bolsa con la marca del local y se lo entrega-.

—Gracias -le sonrie y se va del lugar contento con sus nuevos zapatos-.

—No vuelva... por favor... -lo mira irse rogando en un susurro lleno de miedo e incomprensión-.

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No sé ustedes... pero yo las quiero

¿Que paso exactamente con Toni?

Duelo [Honi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora