Capítulo 23

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Michael P.O.V

Ernesto coloca unos papeles sobre el escritorio y los tomo frunciendo el ceño.

– ¿Qué es esto? – Digo tomando los papeles y revisándolos. –

– Son las escrituras de tu casa y tu compañía. Hace un mes descubrí que trabajabas aquí y pensé que ya era momento de reparar, aunque sea un poco todo el daño que te he hecho. – Dice y yo asiento con la cabeza colocando nuevamente los documentos sobre el escritorio. – Espero que algún día me puedas perdonar – Dice, lo observo fijamente su rostro solo expresa dolor, culpa y arrepentimiento.

– Ya... me debo marchar – Camina algunos pasos hasta la puerta.

– Gracias – Digo antes que salga de la oficina, él solo asiente cabizbajo y se marcha.

Me dejo caer en la silla sintiendo miles de emociones recorrer mi cuerpo. Estaba muerta... Jimena estaba muerta. Paso mis manos por mi rostro sintiéndome agobiado. Nunca pensé que las cosas acabarían así.

– ¿Estas bien? – La voz de Emily me saca de mis pensamientos. Yo la miro en silencio sintiendo un nudo en mi garganta. – No importa el tiempo aún se puede llorar Michael – Dice abrazándome y ese solo gesto hace que comience a llorar como el día que me llevo a su casa.

– ¿Por qué? Por qué me duele lo que le sucedió si ella solo me utilizo – Digo entre sollozos.

– Porque tu realmente la amabas Michael... y ese es el precio que se paga. No importa cuánto tiempo haya pasado o cuanto daño te haya causado. La amaste y por eso la estas llorando. – Dice separándose de mí y poniéndose de pie.

Ella rodea el escritorio y se sienta en el sofá que esta junto al gran ventanal de su oficina, me mira y luego mira el espacio vacío que hay junto a ella.

– Ven – Dice, me dirijo hacia ella y me recuesto en el espacio vacío del sofá y dejo mi cabeza descansar sobre su regazo. – Todo esto pasara... es parte de cerrar ciclos nada más – Sonríe mientras acaricia mi cabello.

Sonrío ya extrañaba su compañía, mantenerla alejada como me dijo su hermana se me está haciendo más difícil de lo que pensaba. Emily se ha convertido en todo, sin importar cuanto me rechace mi amor por ella solo crece y crece. Pasamos varios minutos en silencio disfrutando el uno del otro, yo deleitándome con su hermoso rostro y ella disfrutando de mi compañía.

– Ya te extrañaba – Dice con una sonrisa.

– No más que yo a ti – Suelta una risita nerviosa. – ¿Por qué no aceptas que me amas tanto como yo a ti? –

– Porque yo no soy una mujer para ti. Yo no cumplo...– La interrumpo.

– ¿Qué no cumples? – Me siento y acuno su rostro entre mis manos obligándola a mirarme directo a los ojos – Entiende a mí no me importa cuál sea el cuerpo perfecto para la sociedad... al final solo el tuyo calma mi tempestad – Susurro lo último antes de unir mis labios con los suyos.

– Michael... – Jadea – Esto no...– Vuelvo a devorar sus labios con más ímpetu y ella me corresponde de la misma manera. En un movimiento ágil la tomo de las caderas y la subo sobre mi regazo. Pruebo su cuello desesperado deleitándome con cada centímetro de su piel. – Michael... – Se separa de mi jadeante. Al separarme del hueco de su cuello noto que tiene una mano sobre su boca y sus mejillas están completamente encendidas. – Esto no puede pasar – Dice agitada bajándose de mi regazo y acomodándose la ropa. – Por favor vete – Dice mordiendo sus labios. Yo asiento con la cabeza y salgo de la oficina con una sonrisa. Aunque lo odiara el plan de su hermana estaba funcionando.

¿Quién amaría a alguien como yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora