Semanas después
Han pasado varias semanas desde lo ocurrido con mi hermana. Semanas en las que no he tenido noticias de ella, ni siquiera una llamada. Incluso días después de todo lo ocurrido Michael comenzó a evitarme... o eso creo. Llevo casi dos semanas sin verlo a pesar de que vivimos y trabajamos en el mismo lugar. Siento que mientras más avanzan los días más se aleja, es un sentimiento tan asfixiante que me consume cada vez que lo pienso. Estoy sentada en mi escritorio intentando hacer algunos ajustes para un proyecto que se supone estuviera listo hace una semana. Paso mis manos por mi cabello estresada, la realidad es que no tengo cabeza para esto en estos momentos.
– ¡Uh maldición! – Grito frustrada tirando todos los planos al suelo. Al alzar la mirada me topo con la cara sorprendida de Abigail. – ¿Necesitas algo? – Pregunto sintiéndome exasperada nisiquiera me di cuenta de cuando entro.
– El dueño de la constructora Rodríguez esta aquí – Responde. Suspiro pasando mis manos por mi rostro. Había olvidado por completo esta reunión.
– Dile que pase y avísale a Michael, él es quien ha estado desarrollando la propuesta para este proyecto – Digo y ella sale de la oficina. Recojo los planos que había tirado al suelo y los hecho en el bote de basura ya luego imprimiría unos nuevos.
– Buenos días, hermosa – Michael entrando a la oficina muy animado con una sonrisa como si nos hubiéramos visto ayer y por primera vez en semanas sonrío. Yo lo observo acercarse y sentarse junto a mí.
– ¿Tienes todo listo? – Le pregunto mientras lo observo.
– Sí – Dice conectando su memoria USB al ordenador.
Comienza a explicarme el proyecto muy animado cuando la puerta de la oficina se abre haciendo que Michael se calle abruptamente. Lo observo y veo que su vista esta fija en la persona que acaba de entrar a la oficina.
– Buenos días arquitecta – Saluda el licenciado Mancada.
– Buenos días licenciado Mancada – Saludo sin quitarle la mirada de encima a Michael, su cuerpo esta tenso y su mirada solo refleja odio.
– ¿Estas bien? – Le susurro, pero no me responde.
– Ernesto Mancada – Dice poniéndose de pie. – Jamás pensé que te volvería a ver – El rostro del licenciado está lleno de sorpresa.
– Michael... han pasado muchos años – Dice metiendo las manos en los bolsillos de su elegante pantalón, girándose hacia el gran ventanal y fijando su vista en algún punto lejano en la ciudad.
– Nueve para ser exactos – El tono de Michael es amargo. – Nueve años de haberme dejado en la calle, nueve años de haberme hecho pagar por tu maldito romance frustrado – Las manos de Michael están cerradas en forma de puño conteniendo la rabia. Yo observo la escena sin entender. – Nueve años de sufrimiento, nueve años de pensar, qué había hecho mal. Acaso tuve la culpa... y Jimena jamás pensé que fueran capaces de tanto. Sabes... yo realmente la amaba – Los ojos de Michael se cristalizan y todo cobra sentido Ernesto era el padre de Jimena la mujer de la que se enamoro y luego lo engaño dejándolo en la calle.
– Nunca debí hacerte daño muchacho, pensé que si te arruinaba mi rabia cesaría, pensé que al destruirte la imagen de tu padre escapando con Analía se borraría – Se gira hacia el escritorio, pero no se mueve solo mira fijamente a Michael. – Pero no fue así – En su rostro hay arrepentimiento. – Luego de haberte dejado en la calle mi vida colapso por completo... Jimena falleció un año después a manos de su esposo en medio de una discusión que se salió de control. Cuando llegue a la morgue me informaron que tenía tres meses de embarazo. Falleció por mi culpa Michael por no cuidarla como debía. Por ahogarme en el alcohol luego de haber realizado mi venganza. Por pensar que el alcohol me haría olvidar que mi mejor amigo había escapado con mi esposa dos años después de tu madre fallecer. – Michael se queda en silencio por unos minutos como si buscara las palabras que no salían de su boca.
– Lo lamento... –
– Sé que te hicimos mucho daño. Yo más que nadie y... – Lo interrumpe.
– Sí y me dolió en el alma, pero jamás desee que terminaran así. Jamás les desee el mal Ernesto, nunca fuimos iguales y lo sabes – Suspira pasando una mano por su rostro.
– Lo sé y la verdad es que no hay día en que no me arrepienta de lo que hice –
– Eso no basta Ernesto, pero sabes que... te lo agradezco. A pesar de todo el daño que me hiciste crecí como persona – Dice señalando el asiento que esta frente a mi escritorio. – Puedes sentarte te presentare el proyecto – Dice y Ernesto niega con la cabeza mientras sonríe.
– Sin duda alguna heredaste el corazón de tu madre, lástima que no esté aquí para verlo. No vine por el proyecto, vine a devolverte lo que te pertenece –
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¿Quién amaría a alguien como yo?
Roman d'amourDía tras día tenía que luchar contra mi baja autoestima, cada día tenía que mirarme al espejo y decirme a mí misma que me amaba tal y como era, pero muy en mi interior sabía que no era así. Yo odiaba cada parte de mi cuerpo, ya que no cumplía con lo...