Nos miramos por unos largos segundos sin decir una sola palabra. Hasta que Michael se acerca acortando la distancia que había entre nosotros y haciéndola casi nula.
– M... – No alcanzo a decir una sola palabra cuando él une sus labios con los míos haciendo que mi corazón se desboque.
Yo poso mis manos en su pecho y él posa una de sus manos en mi cintura y otra en mi nuca profundizando el beso. Me separo un poco de él y lo miro a través de mis pestañas, tiene los ojos cerrados y respira entrecortadamente. Cuando une nuestras frentes, abre los ojos y nuestras miradas se encuentran.
– No quiero que vuelvas a pensar eso Emily – Dice y yo me quedo en silencio observándolo, no sé qué decir.
Él intenta volver a besarme, pero yo se lo impido poniendo una de mis manos sobre sus labios. Observo su cara de confusión y siento como se forma un nudo en mi garganta haciendo que tenga unas inmensas ganas de llorar. No puedo quebrarme aquí, no delante de él. Bajo del auto a toda prisa tomo algunas bolsas del maletero y corro dentro de la casa. Ya en mi habitación me dejo caer a los pies de la cama abrumada por el caos que hay en mi cabeza y la tormenta de sentimientos que Michael está causando en mí. Cómo pude dejarme llevar así. ¡Dios! Yo no me puedo enamorar de Michel él merece a alguien mejor que yo.
– ¿Por qué a mí? – Susurro mientras secó las lágrimas que se escapan de mis ojos sin permiso. Estoy harta de vivir así, la verdad es que ya no se ni para qué vivo, ya lo que tenía que hacer, lo hice... mi hermana ya es feliz.
El sonido del móvil me asusta.
– Bueno – Digo aún con la voz quebrada y limpiando las lágrimas que ruedan por mis mejillas.
– ¿Emily? – Escucho la voz de mi hermana del otro lado e intento que mi voz suene normal.
– ¿Cómo estás Angelica? – Abrazo mis rodillas.
– Emily ¿Estás llorando? – Pregunta y yo niego con la cabeza como si pudiera verme, pero me quedo en silencio. – Emily, ¡contestame! – Insiste.
– No Angelica. No estoy llorando – Intento que mi tono de voz no me traicione, pero es imposible.
– Vamos se que me estas mintiendo. ¿Qué sucede? –
– Emily abre la puerta – Dice Michael tocando la puerta.
– ¿Esa es la voz de un chico? ¿Emily tienes novio? – Pregunta y en su voz noto la emoción.
– ¿¡Que!? Claro que no Angelica – Michael vuelve a decir que le abra la puerta. – Angelica te llamo luego ¿Vale? – Le cuelgo sin esperar respuesta.
Me paró del suelo y tiró el móvil sobre la cama. Al llegar a la puerta dudó en abrirla pero lo hago. Al abrirla él queda en frente de mí y yo bajo la mirada al suelo.
– Emily – Me toma de la barbilla para que lo mire a los ojos, pero yo desvío la mirada. No puedo mirarlo a la cara después de lo que sucedio allí abajo. – Vamos... mírame – Me pide, su tono de voz es suplicante, así que lo miro.
– No soporto verte así – Acaricia mi mejilla.
– No es nada, ya se me pasara y perdón por lo del auto no debí... – Me callo, porque si sigo hablando romperé en llanto. Él me rodea con sus brazos y me apega más a él en un abrazo que aunque no quiera aceptar necesitaba.
– Si supieras todas las veces que te vi llorar a la salida del trabajo, no reprimirías esos sollozos que amenazan salir por tu boca en estos momentos. – Al escuchar sus palabras rompo en llanto. – Tienes que dejarlo salir...reprimirlo te hará más daño. – Me susurra mientras me abraza y besa por momentos la cabeza.Luego de un rato mi llanto cesa. Levanto mi mirada hacia él y me sonríe.
– ¿Quieres almorzar? – Es lo único que sale de mi boca luego de todo lo ocurrido. No quiero hablar de eso, no por ahora.
– Sé lo que intentas – Sonríe mientras se aleja un poco de mí.
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¿Quién amaría a alguien como yo?
Lãng mạnDía tras día tenía que luchar contra mi baja autoestima, cada día tenía que mirarme al espejo y decirme a mí misma que me amaba tal y como era, pero muy en mi interior sabía que no era así. Yo odiaba cada parte de mi cuerpo, ya que no cumplía con lo...