Primera parte: el abismo

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"La vida es un sueño del que me despertará la muerte."

—Jean Cocteau.

A lo largo de la historia el humano ha estado acompañado de una sensación que lo ha guiado a la supervivencia: el miedo. Miedo a la oscuridad. Miedo a caerse. Miedo a los ruidos fuertes.

Aunado a esto, los reflejos son otro factor importante en nuestra supervivencia. A veces, los instintos más carnales son la mayor muestra de humanidad.

En nuestra sociedad actual, donde no debemos preocuparnos por ser devorados por algún temible depredador o por encontrar una cueva apropiada para pasar la fría noche, los miedos han pasado a ser más abstractos. Miedos más profundos. Miedo a la soledad. Miedo al rechazo. Miedo al abandono. Miedo al cambio.

¿Qué pasa cuando se mezclan los miedos actuales con los ancestrales? ¿Hay algo tan terrible como para lograr devolverle a la humanidad su época primitiva?

Miles de años de sociedad y civilización parecen firmes a simple vista. Solo hay una cosa que puede destruir lo construido por el humano: un humano.

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