177.- Guerra de vampicántropos (South Park AU)

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Una pila de periódicos situada encima de una mesa de plástico con imitación a madera que se encontraba en una terraza en la que varias personas se encontraban tomando una bebida, salieron volando por la brisa nocturna. Eran las doce menos cuarto. Aquel establecimiento estaba atendiendo a la última mesa antes de cerrar, ya todos habían terminado y los camareros esperaban pacientemente a que aquella personas terminaran su siniestra tertulia entre susurros para irse a dormir.

Los periódicos fueron recogidos por uno de ellos que, harto de la espera, decidió acercarse a la mesa al mismo tiempo que recogía los papeles reciclados, quedándose con solo uno de ellos al llegar a la mesa. Se situó delante de ellos y sintió como cuatro miradas le penetraron el alma.

- Estamos cerrando. Lamento decir que debo invitarlos a que. . .

- Apártate, nos cubres la luna.

Su expresión se arrugó con extrañeza, giró la vista hacia la luna creciente que teñía el cielo oscuro con un brillo celestial junto con algunas estrellas que decoraban el firmamento aquella noche y volvió a mirar a las personas de la mesa para insistirles una vez más que tenían que irse. Pero ya no estaban. Y el períodico que había recogido antes de acercarse a la mesa y que estaba entre sus manos tampoco. Sus ojos se dirigieron hacia la entrada del edificio, nadie había visto nada. Un tanto extrañado recogió el resto de periódicos regados por el suelo y se dirigió al interior.

- Ya se han ido.- avisó.

Por otro lado, aquel periódico robado fue extendido en las manos del ladrón al mismo tiempo que leía en voz alta el titular que encabezaba la primera página: "Masacre en South Park" y a continuación, leyó el subtítulo: "Doce personas se han hallado muertas en U stor it con claros signos de violencia". Una expresión de fastidio y burla por las primeras líneas de la noticia fueron suficientes para arrugar el periódico y tirarlo en la basura más cercana.

- Bah, ¿Con marcas de violencia y atacados por animales salvajes? Menudas estupideces se inventa ese maldito gobierno conformista de South Park.

- Tan corrupto como cualquier otro gobierno.- una calada de humo se escapó entre los labios del timbre aterciopelado y sinuoso de la única mujer del grupo.- No tardarán en presumir que buscan a un asesino cuando buscan a algo sin precedentes que sus mentes son incapaces de interpretar...- una nueva nube de humo rodeó a los cuatro y, acto seguido, se desintegraron como cenizas que volaron por la brisa nocturna del pueblo de montaña.

Un nuevo día que iniciaba una semana en South Park despertaba a todos los vecinos de aquel tranquilo pueblo de montaña. Los noticieros de la mañana alertaban de una nueva masacre en South Park, cinco niños de la escuela elemental de South Park fueron brutalmente asesinados la noche anterior, a eso de las cuatro y media de la mañana; habían sido encontrados en deplorables condiciones después de haber sido brutalmente destripados por alguna criatura de origen desconocido a la que muchos apuntaban como el hombre oso cerdo. ¿Qué hacían esos niños en la calle a esa hora? Eran un grupo de niños de trece años que se habían escapado de sus casas para ir a visitar el bosque de los nazi zombie, en el cual se había presumido que todos habían muerto, pero que aún quedaban los gritos y los gemidos de los zombies, y aquellos niños fueron a comprobarlo, encontrándose con su propia muerte de forma prematura.

Un azabache que peinaba sus cabellos con los dedos para hacerse un moño con sus cabellos hasta poco menos de media espalda, torció la boca con desagrado al escuchar aquello en los noticiarios desde su habitación, entrecerró los ojos y se acercó a su cama, en la que se sentó; se giró para mirar por la ventana, donde su expresión se arrugó con más desagrado todavía al escuchar la cantidad de víctimas y las heridas que presentaban a través de la televisión de una casa vecina, la de su mejor amigo. El desagrado llenó su cuerpo. Cerró la ventana y se puso la chaqueta marrón y roja. Sus pasos se dirigieron escaleras abajo, la televisión estaba apagada, su padre estaba en el sofá, su hermana mayor le lanzó una mirada fulminante.