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Entrecerró los ojos al ser capaz de percibir pasos cercanos a él, se acercaba de forma rastrera por la espalda. Se giró de forma impulsiva, justo para recibir un fuerte empujón hasta la fuente apagada, mohosa y rota justo delante de su casa.

El impacto le hizo soltar un alarido por el dolor, no solo en la espalda, también en el cuello, donde, cuando sus ojos fueron capaces de volver a enfocar, lo estaban apretando hasta casi quitarle el aire.

Stanley Marsh.

- Ya lo sabéis, eh?- susurró entre dientes.

Sus ojos eran azules oscuro, pero en ese momento, ya fuera por la oscuridad o por las circunstancias, sus ojos tenían una tonalidad más oscura y apagada.

No hacía ningún esfuerzo por esconder sus colmillos retráctiles. Kenneth frunció el ceño de forma amenazante y le dio un fuerte golpe con la rodilla en el estómago, después le dio una patada en el costado, pero apenas se mostró afectado, aún así tomó esa ventaja para levantarse y retroceder.

- ¿Te retractas por lo que dijiste esta mañana?

- No sabía lo que eras, chupasangre.

- No me llames así, perro sarnoso.

Los dos gruñeron al mismo tiempo. El azabache chasqueó los dientes antes de lanzarse en un ágil ataque, lo que no esperaba de Kenneth, aun usando gran parte de su velocidad para atacarlo, fue verlo esquivar el ataque y tener la suficiente velocidad como para poder golpearlo y estamparlo a él contra la fuente. Aparentemente Kenneth tenía buenos reflejos y rápida reacción. Stan sintió como se ahogaba momentáneamente, una falta de aire sin mayor importancia, porque rápidamente, la rabia llenó su cuerpo y lo aplacó, aquella vez sin que el rubio oro tuviera tiempo de esquivarle.

- Mata a un miembro de una manada y todos te perseguirán hasta destriparte, cobarde.- susurró de forma ahogada al estar totalmente prensado en el suelo, con los brazos a los lados de su cabeza y el cuerpo del azabache sobre él.

La mirada azulada oscura de Stanley tembló por un sentimiento de vacilación momentánea. Era consciente de que, con Cartman y el resto de lobos, que a saber cuántos eran, detrás de él no dudaría mucho, no se le hacía nada atractivo y desde luego no era algo que quería tener que enfrentar, especialmente porque su hermana no se pondría a su favor y no pelearía a su lado.

- No voy a matarte.- dijo sin vacilar.

- Pues parece que lo estás deseando.- refunfuñó entrecerrando los ojos.

Sentía sus ojos escocer como el mismo infierno.

- Parece que estás a punto de llorar.- una sonrisa con sorna apareció en su rostro.- ¿Acaso te hice daño? ¿Vas a lloriquear como los perros?

- ¿A qué has venido?- preguntó furioso porque se estuviera burlando de él.

- Asegurarme de haber disimulado a tiempo esta mañana, pero parece que llego un poco tarde y ya todos sabéis el secreto de mi familia.- Un gruñido inconsciente que sonó más a frustración que no a irritación se dejó escapar de entre sus labios.

- No hacía falta atacarme para asegurarte de si lo sabía o no.- escupió con desagrado en su voz.

Intentaba soltarse.

- ¿Cuántos sois?- interrogó.

- No voy a contestar eso. No pondré en peligro a la manada.- arrugó la nariz.

Suspiró con un ligero sentimiento de irritación y molestia.

- Bien... tendré que hacerte hablar...- sus colmillos se pronunciaron más y se inclinó sobre su cuerpo, apretando más sus manos contra el suelo como si sus dedos fueran vigas de metal clavadas en el suelo, inamovibles.

Kenneth sintió pánico por su vida en ese momento en el que se acercó peligrosamente con la evidente amenaza de ir a morderlo. No hacía falta decir que el veneno de los vampiros mataba a muchos humanos al paso de las noches y ese veneno se tornaba una trampa mortal para especies como los licántropos. Por motivos como esos, los lobos y los vampiros jamás se habían llevado bien desde que ambos poblaron el territorio simultáneamente. Todo un seguido de gimoteos, patadas y movimientos bruscos que buscaban zafarse de la situación, se dejaron escapar de manera inconsciente e inútil desde los labios del rubio oro.

Pero lo que hizo vacilar a Marsh no fue escuchar aquellos gimoteos totalmente vergonzosos y humillantes para McCormick... sino que fue la súplica que se le escapó sin control alguno y que avergonzó a ambos demasiado...

Ambos tonos azules se perdieron en un solo tono, al menos momentáneamente y cuando Stanley Marsh susurró: "¿En serio estás enam. . .?". Fueron interrumpidos por el hermano mayor de McCormick transformado en una bestia castaña que lo aplacó brutalmente con un cabezazo y un zarpazo verdaderamente feroz y que no dejaba de gruñir con Kenneth bajó sus patas, en una postura totalmente territorial y sobreprotectora.

Stanley deslizó una mano por su rostro al notar la herida, el escozor de la herida, su pómulo sangraba. Sus ojos azules oscuros se inyectaron en furia, incluso se iluminaron en un tono azul eléctrico en contraposición al tono azul petróleo que antes poseía, pero no se movió para atacar.

- Os arrepentireis de esto... perros sarnosos...

Desapareció como si fuera una figura de ceniza que, por el viento, se desintegraba y se dejaba llevar por la brisa nocturna. Kenneth dejó de temblar para el momento en el que los brazos de su hermano lo rodearon con sobreprotección y ese temblor se transformó en un llanto asustado. Había sentido la muerte tan cerca que no fue capaz de dejar de llorar al menos durante diez o quince minutos. Karen escuchó aquellos gimoteos y salió de la casa corriendo junto a su hermano para abrazarlo con fuerza también.

- ¿Te ha mordido?

- N-No...- sollozó.

Era evidente que un enfrentamiento tan directo con un vampiro que resultaba ser un mejor amigo desde la infancia era un duro golpe, pero su reacción parecía ser proporcional a la de un corazón roto por aquella mirada tan cínica que el azabache les dedicó a ambos varones.

Y es que en realidad, aunque Kenneth estuviera saliendo con Butters, aún tenía sentimientos que solapaba con los de Butters y ambos lo volvían locos al sentir cosas por ambos simultáneamente... Y se despreciaba por no ser capaz de arrancarse los sentimientos que sentía por Stan, especialmente después de darse cuenta de lo que este era...

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Uuuuuuuh, confesiones locas al final del episodio...

uffff...

En serio, adoro la historia... Quiero decir, los detalles, aunque sean insignificantes.... aaaaa

Aquí las opiniones --------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1088 Palabras]

177.- Guerra de vampicántropos (South Park AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora